Hablo por teléfono con mi madre durante 5 minutos y todo lo que me dice es si me he llevado un tubo dorado del armario donde guarda las colchas de las camas del resto de la casa.
Le digo que no, que no se de que tubo me habla.
Luego le explico que estoy viviendo a 300 kilómteros de distancia de la posibilidad de haberme llevado ningún tubo, que solo llamaba para ver que tal estaba y que pasaré por Madrid, a verla, en el próximo mes.
Pienso que seguramente haya sido mi hermano quien le está haciendo faltar ciertas cosas en la casa, una vez a la semana, siempre que se pasa a visitarla. Y le pregunto a mi madre, si es posible que mi hermano haya sido quien se haya llevado ese tubo del que me habla.
Mi madre responde que mi hermano sería incapaz de hacer tal cosa.
Entonces entiendo que aunque yo esté a 300 kilómetros de distancia sigo siendo el principal sospechoso de haberme llevado algo que ni siquiera sé si necesito o que quiero tener.
Voy a esperar a la siguiente conversación telefónica con mi madre, para saber si sigo en el punto de mira o si ya ha descubierto quien la hace faltar ciertas cosas de su casa.
La próxima vez que hable por teléfono intentaré no llegar a los cinco minutos donde te conviertes en sospechoso de algún tipo de crimen.
3 minutos son suficientes para saber que tu familia está bien y decir.: "Mañana te llamo"
Aunque esto último, no sea cierto.
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