En realidad ni escucho ni veo las noticias, solo enciendo la televisión y pongo el informativo para que las palabras de la presentadora me arrullen en la siesta de después de comer.
Mi vida fuera de Madrid es muy sencilla: Me despierto tarde y me desperezo en la cama mientras miro cualquier mierda que me entretenga en Instagram. Cuando Paola abre el ojo, un poco después, le digo: "Buenos días bombonsito" y sin prisa bajo a preparar el desayuno.
Tres platos de desayuno: Huevos con algo y pan, fruta y luego tostada con mermelada. Me encantan los desayunos, me encanta desayunar. No me gusta cenar. Nunca cenamos. Así que le dedico al desayuno todo el tiempo que haga falta. Disfruto mucho de ese momento.
Durante el resto del día construyo la casa. Esta casa de Laguna que cada vez se parece mas a nosotros y donde todos los días hay algo que pintar, cortar, lijar, pegar, demoler, enyesar, instalar o arreglar. Todo el tiempo lo dedico a "hacer la casa" y mientras se hace "vivimos la casa" de todas las maneras. Tener luz, tener agua caliente, un baño, una cocina, una cama, calor en el invierno. Esas son las cosas que construimos.
Luego, cuando paramos preparo una comida y vuelvo a colocar la mesa, ahora que tenemos mesa. A veces son las tres y otras veces las seis de la tarde, según el día. Y después una siesta, que no puede ser demasiado larga porque después seguimos trabajando en la casa hasta tarde. Al final del día pongo una película y nos dormimos con las ventanas abiertas y con el sonido del viento sobre los árboles y poco más.
Esa es nuestra vida fuera de Madrid.
Otros días simplemente cogemos el coche y nos vamos de expedición, a conocer lo que nos rodea.
El verano te permite improvisar cada día.
Javier y Paola estamos en Laguna de Negrillos, León.
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