Las palabras que importan son las que consuelan, las que reconfortan y las que dan fuerza. Cuando llega el momento de la derrota, busco todas esas palabras, las que dan esperanza, e intento que queden fuera todas las otras palabras que intentan acabarme.
Ser "Sobrevivir" y buscar la salida.
Cuando la sombra llega, pongo la música. Pongo a Serrat, por ejemplo y salgo adelante. Pongo The Clash y salgo adelante y luego toda esa música que viene después, que es igual de desesperada y luminosa que el alma: Los Enemigos y los discos de Josele Santiago, los Planetas, Ramones, Nirvana, Sex Pistols todo el tiempo, los antiguos de PIL también todo el tiempo. Jesus and Mary Chain es mi grupo. Yo que sé... Sibelius también, Bowie y después Sonic Youth y después New Order y vuelta a empezar. Un día Nuevo Mester de Juglaría y otro Nitzer Ebb. Mucho Berrio y también P.J. Harvey y Nick Cave y Tom Waits y Gardel. Muchos más, en mi vida lo que hay es música todo el tiempo. Todo el tiempo escuchando nueva música, nueva para mi, quiero decir. Busco nueva música y la encuentro.
La música me ha proporcionado la emoción que necesitaba para sentirme vivo. Muchas de las palabras que importan me vienen cantadas, recitadas, susurradas, rapeadas y también gritadas.
Escucho a alguien que dice que nadie recuerda al ministro de economía que llenaba los informativos el verano que te enamoraste, pero que todo el mundo recuerda que sonaba una canción de Kiko Veneno. Y es verdad.
Ahora pongo Françoise Hardy, que acaba de morir y dejo que llene estos días de palabras que importan y emocionan.
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