viernes, 17 de mayo de 2024
SOLDADOS DURMIENDO (A PARTIR DE UNA FOTOGRAFÍA DEL PERIÓDICO)
Envejecer. Comprar una casa. Tener un hijo. Amar a alguien.
A veces hay reemplazos. Un histórico cambio de fuerzas
nos distancia. El más querido —en un puerto, en una zanja, o en una casa—
comienza a mentir por la morfina (¡el jodido lo hace,
el mejor lugar es en el cuello!). ¿Fuera de control? ¿Lucha contra la adicción?
“Oh, ella era una buena chica.” “Su papá fue reclutado.
La manzana no cae lejos del árbol.”
Después de las operaciones del Sur,
ahora los soldados duermen, en variadas posturas que delatan cansancio,
sobre una alfombra oriental —las rodillas dentro de sus pechos,
los brazos tocándose unos a otros— todo entrelazado con todo,
como algo abstracto arraigado dentro de nosotros—
un alma, tal vez —indecentemente desnuda, pero delicada, también,
como una acicalada aparición retenida
por la luz antes de que el corte sea más profundo.
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