Han pasado 24 años desde que compré este disco: "Stories from the City, Stories from the Sea" de PJ Harvey. Por entonces, todas las mañanas empezaban y acababan con este mismo disco. Había otros, hubo buenos discos entonces.
En el 2000 el formato era el CD y todavía se escuchaban los discos enteros. Los discos tenían sentido desde el principio hasta el final. Te convencían. Te sentabas a escuchar un disco. Disfrutabas de la escucha. Existía el momento de escuchar un disco y no hacer nada más.
Parece que ahora la música tiene otra función, la de ocupar tiempos entre esto y lo otro o el espacio de desplazamiento entre un sitio y otro, como si no soportásemos los tiempos y espacios muertos. Música para la permanente mirada a la pantalla de un teléfono móvil.
Entonces parecía que todo lo que pasaba era lo último, después no habría nada más. Era el fin. Vivía en el derrumbe. Parecía que el 2000 era el final de un montón de cosas, y en realidad así fue.
Pero en realidad no era el fin sino el principio del tiempo en el que vivimos ahora.
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