viernes, 19 de abril de 2024

La poesía es lo que escribo solo para mí

Miles de palabras que se acumulan tropezando unas con otras en mi teclado. muchas de ellas rectificadas por mi dislexia. Palabras que acompañan dibujos. Palabras que a veces dicen más que lo que cuentan.  

Yo no tengo propósito ninguno al escribir. Escribir para mí es como una jam sesion, una improvisación. 

Solo miro el teclado y dejo que mis manos intenten alcanzar la velocidad del pensamiento.

Tecleo sin saber donde voy y lo que quiero decir, simplemente escribo. Me acuerdo de Henry Miller y su flujo de pensamiento y sigo enlazando palabras en el teclado, como Burroughs o los surrealistas, o como cualquiera que no le importe quien le lea.

Escribo por y para mí. Nadie me lee y nadie me corrige.

Luego, siempre me pierdo. Miro la pantalla y leo lo escrito. Corrijo y estoy atento al ritmo. El ritmo es lo que más me importa. Intento que las palabras vayan al ritmo de mi corazón tensionado. 

Pienso que escribir es como caminar y que el ritmo de la escritura se debería acoplar al paso de mis derivas o paseos o caminatas o lo que sean.

Como luego no sé como llamar a esas cosas que escribo, decido que son poemas y que sirven para entender mis pasos al caminar.

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