Conduzco entre semana por Valladolid y Palencia y Burgos y Zamora y por León. Voy de un lado a otro con cita para visitar una y otra casa en pueblos donde no hay nadie aparte de nosotros. Es mi tercer viaje de reconocimiento. La España vacía es como la llaman.
Busco un lugar donde descansar de Madrid y donde descargar el peso de mis años acumulados en esta ciudad. Muchas cosas que esperan en distintas casas y almacenes a ser reunidas en un mismo lugar.
Yo no busco el vacío, busco el silencio. Y lo que encuentro es el viento, que es lo que hay cuando no hay nada más.
Sigo conduciendo, acumulando cientos de Kilómetros en carreteras tan preciosas como desiertas.
El ancho infinito de estas tierras me sirve de atardecer mientras me dirijo al páramo del sur de León, donde creo que encuentro mi próximo hogar.
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