miércoles, 7 de junio de 2023

Expresiones faciales descontroladas ante la aceleración de la historia y reducción del presente


Expresiones faciales descontroladas ante la aceleración de la historia y reducción del presente. Ejemplo gráfico nº1.

Todo el mundo sabe que una cosa es saber qué era el pasado antes y sin nosotros, y otra es tratar de saber qué significa el pasado para y con nosotros e, incluso, para las futuras generaciones. Al recurrir al pasado tratamos de entender no sólo cómo se comportó, pensó y sintió la gente que vivió antes de nosotros, sino cómo tenemos que vivir, de qué manera estamos o podemos estar en la historia. Para el historiador el pasado existe como una realidad en sí que, estrictamente, se encuentra fuera de sus propios proyectos y aspiraciones dirigidas al futuro. El historiador ve su tarea como la elaboración de un conocimiento objetivo sobre el pasado, trata de comprender el pasado en su otredad con respecto al presente, con lo que evita cualquier anacronismo o interpretación injustificada por analogía con el presente. Para el filósofo (o para el historiador en calidad de filósofo) el pasado existe sólo en relación con el presente y con el futuro, porque el pasado también esconde tendencias o posibilidades que no han sido realizadas en la historia. El interés por el pasado se basa no sólo en la curiosidad de conocer la historia, sino en la necesidad de vivir en ella. ¿Hasta qué punto vivimos en la historia? ¿Qué es lo que nos convence de ello? Vivimos en la historia porque estamos seguros de que se nos brindan posibilidades duraderas que van más allá de lo que ahora se realiza, y por ello experimentamos el futuro. Sabemos que en el ahora no empezamos desde cero sino que, en cierto modo, estamos aquí después de haber tomado unas posibilidades y excluido otras, aun involuntariamente, es decir, estamos en cierta forma condicionados por lo que ya ha sido, y por eso experimentamos el pasado. En la medida en que nos apropiamos de las posibilidades, hacemos y vivenciamos el presente. Por tanto, el tiempo es la unidad dialéctica de la posibilidad –futuro–, de la necesidad –pasado– y de la operatividad –presente.

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Mijaíl Málishev Krasnova, Pedro Canales Guerrero La aceleración de la historia y la reducción del presente Ciencia Ergo Sum, vol. 7, núm. 1, marzo, 2000 Universidad Autónoma del Estado de México México 



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