El asombro llega cuando vuelves a leer lo que escribiste.
Lo que pasa es que me pongo a escribir sin saber de qué y luego la pantalla se inunda de palabras y luego le intento dar un sentido y en ese momento, cuando estoy escribiendo, leo una y otra vez todo lo que escribo y rectifico sin parar y borro y comienzo una y otra vez hasta que me gusta. Y me preocupo de contar algo nuevo, y me preocupo por el ritmo, sobre todo me preocupo del ritmo.
Luego lo publico y lo olvido. Pasa mucho tiempo antes de que vuelva a leer algo de lo que he escrito. Creo que no he vuelto a leer la mayoría de las cosas que he escrito. La escritura se olvida de forma inmediata.
Luego alguien me dice que me lee y no sé de qué me habla.
Escribir siempre me ha servido más para olvidar lo que fui que para entender lo que soy.
No escribo para entender nada, que aburrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario