viernes, 11 de marzo de 2022

Cuadernos de Patología Humana


Le tomo la mano a mi enfermo

para saber que sigo vivo.


Ha muerto unos instantes

después de que mis manos

buscaran despertar su sangre.

Oscuras turbulencias

revolvían su pecho.

Su vida coagulada

detenía el oxígeno.

 

No funcionó.

 

Su corazón ya no podía hablar,

tartamudeaba.

Dentro de las costillas

un ritmo incompatible, atropellado,

un código sin traducción.

 

Le tomo la mano a mi enfermo

sin que los otros miren.

 

El monitor de pulso

sigue chillando con su alarma.

Una enfermera lo apaga. Silencio.

 

Cuadernos de Patología Humana

Orlando Mondragón

No hay comentarios:

Publicar un comentario