miércoles, 23 de febrero de 2022

Cuando ella habla, esto ocurre

Imagina este momento. Un momento congelado en una instantánea. Una fotografía. Una fotografía vista después de muchos años e imagina como eran las cosas en ese instante. Luego imagina como es ese instante visto ahora, tantos años después.

Mira la primera foto y luego mira la segunda foto.
Hay 30 años entre una imagen y otra.



Facultad de Bellas Artes de la universidad Complutense de Madrid. Primeros años 90. Aquí estamos Alicia, Emilio y yo leyendo a Dylan Thomas y planeando el "Retrato de un artista cachorro" que luego sería "El lavatorio" junto con Jorge Isla.

Alicia es la que lee y la que subraya las cosas que tienen importancia en los libros que nos trae. Este día nos lee a Dylan Thomas, y aunque ni Emilio ni yo sabemos muy bien quien es ese tal Dylan Thomas, las palabras del poeta en boca de Alicia nos parecen ciertas y poderosas:
"Sentí todo mi cuerpo joven como un animal agitado que me rodeara, sentí el escozor de las rodillas hincadas, el corazón alborotado; el largo calor entre las piernas, el sudor ardiéndome en las manos,
los túneles que se hundían en mis oídos, las bolitas de roña entre los dedos del pié, los ojos en sus órbitas, la voz retenida, el galopar de la sangre, los recuerdos que volaban a mi alrededor y dentro de mí, tensos, atentos, esperando el instante para saltar.
Allí, jugando a los indios, tuve conciencia de mí mismo en el centro exacto de una historia viva, y mi cuerpo era mi aventura y mi nombre. Salté, excitado, y otra vez trepé a empujones por entre los espinos desgarrantes".

Ahora miro la foto, la foto de la mesa, y miro la otra foto, la foto de nosotros en esa mesa. Miro las fotos y cada foto tiene una historia. La historia de lo que éramos entonces y la historia de lo que somos ahora. Es la historia de la fotografía y también es la historia de lo que somos ahora cuando miramos la fotografía.
La mesa sigue en el mismo lugar treinta años después.

Recuerdo escuchar las palabras de Dylan Thomas en boca de Alicia, y un momento después recuerdo escuchar las palabras de muchos otros poetas en boca de Alicia. También recuerdo las palabras de Alicia en boca de Alicia.

Alicia dice: "No digas que no eres capaz de ser un buen californiano. Prueba. Inténtalo. Persiste."

Y aunque para cualquiera que no estuviese entonces en esa mesa parezca un sinsentido, para mí y seguro que para Emilio también, es una frase llena de fuerza y de significado. Una frase inspiradora que perdura en la memoria.
Creo recordar que la frase la sacó de un anuncio de cosmética, aunque da un poco igual de donde saliese. Alicia un día traía un libro de Boris Vian, otro día de Dylan Thomas y otro día traía la revista Cosmopolitan. Ella subrayaba lo que era importante de cualquier página impresa de cualquier sitio y ya está. Alicia era la dueña de las palabras.
Luego nos decía: "No digas que no eres capaz de ser un buen californiano..." y nosotros adorábamos ese momento. Ella leía sus frases y nosotros escuchábamos y nos iluminábamos.

Son los noventa. Somos bellos, jóvenes e inmaculados. Artistas puros. Pintamos cuadros enormes y hacemos vídeos y dibujamos. Aunque lo hagamos un poco torpe, todo lo que hacemos, en ese momento, es importante y TODO SE ESCRIBE EN MAYÚSCULAS.

Suena Sonic Youth. Kim Gordon aporrea el bajo y recita sus propias palabras. Es la chica del grupo y lleva una camiseta que dice que el Punk lo inventaron las mujeres.
Kurt Cobain escribe una canción con el título sacado de un anuncio de un desodorante: "Smells like teen spirit" y Alicia nos dice que "Hay que intentar ser un buen californiano". 

Todo está bien. En este momento todo forma parte de la misma cosa.
Son los noventa y todo está por suceder. 
Yo soy el dueño de los tiempos muertos, Emilio tiene el talento y Alicia tiene las palabras.
Todo está bien, todo está por suceder.
Cuando ella habla, esto ocurre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario