El otro día me encontré por casualidad con Gonzalo, un amigo de la infancia, y le dije:
- ¿Qué tal estás?
- Muy bien, estoy muy bien...
- Y... ¿Dónde vas?
- Voy a comprar... Voy a comprar gasolina y un mechero
- Si quieres, te puedo acompañar
Y luego pasamos la tarde juntos.
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