miércoles, 4 de agosto de 2021

Bowie


Pude ver a David Bowie en directo dos veces y las dos veces me sentí especial. Yo, tan joven, tan lleno de esperanzas por entonces y tan atento a todo, viendo a alguien así. 

Un Dios el tal Bowie.

Bowie como una especie de Dios, pero de verdad, no como los de las Iglesias sino como los de la música... Los verdaderos dioses.

Todavía recuerdo lo bien que me sentí viendo a Bowie sobre el escenario. Era como si en cada canción abriese una puerta con un montón de posibilidades de escucha. Siempre sabiendo que todas las formas de escucha se dirigían hacia dentro, hacia uno mismo. Me parecía increíble como alguien tan diferente a mí con mis 15, 16, 17 o 18 años me pudiese abrir tantas puertas y decirme que a pesar de todo, merecía la pena intentar salir del agujero del barrio de mierda donde vivía e intentar ser especial.

Lo único que se me ocurrió fue empezar a pintarme los ojos. De esta manera sentía un cambio profundo en todo lo que me rodeaba. 

Bowie siempre enseñaba caminos y luego te venía a decir que hicieses lo que quisieras. Cualquier cosa era posible después de escuchar su música. Yo era un fan. Pero no era un fan cualquiera, era un fan de Bowie. Eso me daba ventaja respecto a los demás. Me sigue dando ventaja.

Pero el verdadero fan no era yo. Mi primo Vicente era el verdadero fan. El vivía para y por Bowie. El tenía todos sus vinilos y casetes y cds y videos y carteles y todo lo que se pudiese tener. Vicente era mucho más fan de Bowie de lo que yo podría haber sido de cualquier otra cosa.

Vicente en mi infancia fue como mi hermano siamés. Todo lo aprendimos juntos y todo era de los dos. Éramos casi la misma cosa. Uno moreno y uno rubio pero la misma cosa. Yo, el moreno, casi no hablaba porque mi primo hablaba por mí. Él siempre fue mejor en esas cosas.

Luego nos separamos y después nos separamos más. Ahora hace un montón de tiempo que no nos vemos. Años. Décadas. Es raro. Es más que mi hermano pero no sé nada de él. Me acuerdo mucho de él, pero no le llamo. El tampoco me llama. El tiempo pasa en contra de los dos.

Bowie murió.

Siempre he sentido un poco de culpa porque el fuerte siempre fui yo y él siempre fue el frágil. Él pensaba por los dos y yo me daba de hostias por los dos. Pero luego, muchas veces me necesitó y no estuve. Otras veces estuve y no lo ayudé. Otras veces le dije que fuese fuerte y lo jodí porque él no podía ser fuerte.

Nunca entendió que el problema no era él sino los padres. Se lo dije: Los padres no siempre son buenos. La vida muchas veces es un putada, pero no tienes que estar tan jodido. 

- Vente conmigo. (le dije)

- Abandona a tu familia y ven conmigo. (le dije)

No fue así. Ahora comprendo que tenía que haberlo hecho de otra manera. Luego me alejé. Me fui muy lejos.

Ahora pinto a Bowie y le pongo los dos ojos del mismo color.

Lo envuelvo y se lo envío a mi primo, esperando que me diga que no he pintado bien el color de los ojos de Bowie. 

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