sábado, 24 de abril de 2021

Pequeños formatos




Los artistas de este país son, en su mayoría, anónimos. 

La mayor parte del arte español es invisible. En el futuro nadie sabrá lo que pasó aquí. Todo se perderá. 

España tiene sobrepoblación de artistas. En Madrid vas en el metro y estás rodeado de gente creativa por todas partes. Auténticos genios, viviendo en sus casas de mierda, con sus facturas por pagar, tuppers de los padres y sin ninguna manera de poder enseñar y demostrar su talento. 

Cuando hay mucho tomate se hacen tomatadas, el vino se derrama, la pesca se pudre y los artistas ocupan los puestos de trabajo menos cualificados: Artistas reponedores y cajeros de supermercados, cerrajeros, pescaderos, pintores de pared, transportistas de madrugada, ignorados y pedaleando por cualquier capital de provincia para entregar una comida rápida. 

Ninguno de ellos pisó el café Gijón ni la residencia de estudiantes ni forma parte de una generación.

Antes los artistas venían de la élite. Familias pudientes que permitían que alguno de sus hijos menores fuese artista, cura o maricón. A veces todo a la vez. Nunca el primogénito. El primogénito es la carta de valor de cualquier familia española.

Pero la cultura llegó hace años a los barrios pobres, porque el poder no le dio valor. España valora el ladrillo y el capital, pero no la poesía. Y lo que no vale, no importa que lo tengan los pobres. La educación gratuita en los barrios populares que al cabo de 20 o 30 o 40 años generó un montón de gente sin dinero pero con aspiraciones. 

Mucha gente sin opciones de éxito, al final, es mucha gente deprimida y agotada. Mucha gente de barrio que escribe poesía o canta o rapea o baila de puta madre, pero sin público. Mucha gente que pinta o hace tebeos. Llenos de ideas y preparados para nada. Artistas de barrio de los que nadie quiere saber. 

Mucha gente que hace mucho mejor las cosas que los que se llaman "artistas" en contra de los que están mirando. Contracultura agotada. Cansancio general. Poco espacio para el "underground"  porque todos queremos dinero. Y si no hay posibilidad de vivir sin dinero, todos afilamos los dientes. 

A.R.T.E. E.S.P.A.Ñ.O.L. en pequeño formato.


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