Ahora, para escuchar una canción de un grupo Punk AntiSistema, tienes que ver antes dos o tres anuncios de Renault, Bankia y Movistar y esperar unos segundos para saltar anuncios.
Da igual lo que luego te digan los berreos del grupo Punk AntiSistema, y da igual lo mucho que estés de acuerdo con los berreos. Ya estás dentro del sistema: Eligiendo Punk en Youtube o Spotify en un sistema de reproducción Ios o Android. No Sistema Anti AntiSistema. Tu variable de postureo contra-anti-sub también forma parte del algoritmo. El sistema te necesita eligiendo Punk en tu pantalla táctil. Por eso tienes tu conciencia en el bolsillo en forma de teléfono móvil.
Tu acción/elección musical se convierte en un sentimiento romántico, nada peligroso. No importas. A nadie le importa tu aspecto. A nadie le importa tu opinión. A los pijos del barrio de Salamanca les pareces bien. Eres parte del paisaje.
Eres un franquiciado: Con tu opinión, tus gustos, tus intereses, tus rutinas y tus sueños.
Intentas demostrar ser necesario, aunque sabes que a nadie le importas.
Pero todo lo que haces es mucho más perjudicial que lo que no haces.
NO HACER, pero cómo no hacer. El ser humano siempre tiene la manía de hacer y en su hacer se convierte en el depredador que acaba con todo. Con el mundo. Con todo.
Un sábado, en un barrio del sur de madrid, un borracho grita:
"Somos el fín del mundo.
Somos humanos."
Somos humanos, no necesitamos otra cosa que no sea la destrucción.
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