Los días siguen corriendo desde los balcones, y la gente pasa de pensar que la emergencia no era para tanto a pensar que ahora se esta poniendo una tirita a un elefante.
Esto es siempre igual en cada país por el que pasa el virus.
Aquí, todos pensamos que, cuando esto estaba pasando en China, era una cosa de Chinos y que como los Chinos vienen del comunismo, pues las medidas eran exageradas porque formaban parte de su cultura y su educación: La responsabilidad respecto al bien común y todas esas cosas de Chinos, que no entendemos bien en Occidente.
Luego llegó a Italia, y seguimos pensando que como en Italia tenían un gobierno desastroso y errático, con un presidente de broma, que no sabía manejar la situación, seguimos con nuestras vidas tan normales llenas de trabajo y de compromisos y de agenda social, porque además estábamos a punto de entrar en primavera y aquí en España, pues somos así. Pensamos en la primavera y se nos pone una sonrisa estúpida llena de ganas de celebrar todo lo que se pueda celebrar. Y vamos y nos vemos y si somos feministas nos manifestamos en el 8M y si somos fachas nos juntamos en Vistalegre y se hacen fiestas y barbacoas y al cine o al teatro y nos vamos de cañas y al fútbol y de aperitivo o a cenar y nos besamos y nos abrazamos y las discotecas se llenan y las calles se llenan y los bares se llenan y todo se llena.
Ahora estamos en casa y cada día que pasa nos convencemos más de que teníamos que haber cerrado todo mucho antes y le echamos la culpa a todo el mundo. Ahora, empezamos a pensar que tenemos un gobierno desastroso y errático, con un presidente de broma, que no sabe manejar la situación. Igual que en Italia. Repetimos el patrón.
Ahora, lo mismo está pasando en el Reino Unido y en Estados Unidos y en muchos otros países. Primero viene la negación, luego la aceptación, luego la decepción y más tarde la Realidad. El confinamiento en Reino Unido es relativo y en Estados Unidos es de broma. En Nueva York las librerías o tiendas de decoración siguen abiertas y la población está totalmente desinformada. Es una lucha entre el valor sanitario y el valor económico. Imagino que cuando el valor sanitario afecte al económico, cambiará la percepción en estos países.
Aquí hemos visto como, en menos de una semana, los mismos que decían que esto era una tontería más parecida a un simple resfriado que a la situación de alarma que venía de China, pasan a criticar que no se tomen medidas mucho más duras. La misma gente que desmanteló la sanidad pública se queja ahora de la falta de camas. Los mismos que obligaron a emigrar a los estudiantes de medicina y enfermería, se quejan ahora de la falta de profesionales. En los platós de televisión nos encontramos con antiguos dirigentes de este país a los que se les llena la boca hablando de la importancia de garantizar una sanidad pública. Todo el mundo habla ahora de la sanidad pública. Todos aplaudimos a a los sanitarios. Nadie recuerda cuanto se ha maltratado la sanidad en este país, ni siquiera lo recuerdan los maltratadores.
Estamos acostumbrados a la falta de memoria. Esto es así. En España, cuando algo no te viene bien, te das la vuelta y lo niegas todo. La culpa es siempre del otro, nadie dimite, nadie pide perdón, nadie devuelve el dinero. Esto es lo que hay.
Todo el mundo ahora está lleno de razón, pero hace dos días, también estaban llenos de razón pensando todo lo contrario.
Ahora es el 28 de marzo de 2020. Sábado, catorceavo día de aislamiento obligatorio en España
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