Todas la mañanas, cuando despierto, todo comienza igual. Intentando recordar que día es hoy y lo que tengo que hacer. Es como parte de un juego, donde no consigo recordar que pasó anoche y donde me da un poco igual que haré, durante el día, justo antes de desaparecer, de nuevo, de bar en bar.
Por el día, a todo el mundo que me pregunta le digo que ya no bebo. Y si me invitan a algo, les digo que bebo menos.
Ya no bebo, pero no bebo menos. estoy cansado de dormir en el suelo, de que mi vida sea un desastre mediocre. Una habitación con botellas vacías, ceniceros llenos y ropa sin lavar. Mujeres que siempre se van. Hijos desconocidos. Amigos que solo brindan y que se parecen demasiado a lo que no quieres ser.
Quedo con cualquiera y les miro y todo lo que siento es que necesito otro vaso de lo que sea. Y se que esto no puede continuar así para siempre, que justo antes de desaparecer me daré cuenta que no está bien, que la vida es otra cosa y que si estoy triste es por tanto beber. Pero sabiendo que seguiré bebiendo, porque no tengo nada mejor que hacer.
A todo el mundo digo que ya no bebo, pero, la verdad, no bebo menos.
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