El
Viernes no voy a trabajar. Nadie me espera. En lugar de esto escribo
un mensaje a MONA con la intención de echarla un polvo.
Esa
noche no hubo respuesta. A ella no le gustan los tipos dramáticos. Ni los artistas.
Debajo de "la cosa intelectual" no hay otra cosa que
desesperanza y sexo, y eso también lo encuentras en los burdeles. Ella
piensa que todos tenemos la misma insignificancia, que de algún
modo nos hacemos feos poco a poco. Yo ya sabía que esto era cierto,
por lo que prefería seguir con mi "estilo de vida". Lo que
me aterraba era pensar que ella también podía ser fea e
insignificante, que seguramente lo era, que de hecho así lo había
asumido.
Dicho
esto escribo un segundo mensaje a LARRUBIA con la intención de
echar un polvo. Esta noche está bailando y termina de madrugada. Tampoco me responde. Aun así, le
digo que seguro que paso a buscarla al amanecer. Aunque no se donde estaré al amanecer. Ahora simplemente
quiero empezar a danzar de un bar a otro. Por eso escribo un mensaje a MIAMIGO,
escribo otro mensaje a LITTLE, a S.S., luego escribo otro mensaje y
después otro.
Nadie me responde. Por eso sigo escribiendo.
Nadie me responde. Por eso sigo escribiendo.
Con teléfono móvil, soy lo mismo que mis manos: Una que escribe y otra que borra. Y Una vez más había cometido la tontería de escribir impulsivamente y enviar enseguida mis mensajes por sms. Las cosas importantes no hay que enviarlas enseguida, hay que guardarlas por lo menos un día, o una semana o no enviarlas nunca. Pero era como si el demonio ya estuviese para siempre en mi espíritu. La mejor manera de perderse era la rendición absoluta, sin negociar, el abandono a lo peor de uno mismo. Además, ya estaba todo cerrado y no tenía tabaco.
Pero con lo que no contaba era que la rendición necesita del otro, de a quién te rindes. Sin respuesta, sin ésto, no hay rendición posible, sin ésto no cambia nada. Me dí cuenta que llevaba muchos años moviéndome con rapidez, pero en el mismo sitio, y así no cambian las cosas. La velocidad no importa, si no cambia el paisaje.
Los
mensajes de texto en el teléfono móvil contienen mucha información
en muy pocos caracteres. La gente se esmera en abreviar sin que el
coste sea excesivo. Concisión de sentimientos, de datos
geográficos y de actitud socio-económica. Escribir un mensaje,
borrar un mensaje, elegir un número, borrar un mensaje, borrar un
número. la autocensura es el mejor amigo. Agrega. Suprime. Todo
esto, esperando el tren en la parada del bús. Cocinando un cordero
en una tostadora. Escribiendo el Quijote con un teclado de
emoticonos.
Ahora
sabes que los mayores placeres los obtienes de meter y sacar cosas de
tu cuerpo: Mensajes de texto, mierda, pollas, helado de vainilla, humo, gin-tónics o pastillas. Te
afeitas o te maquillas, según sea el caso y después
te sitúas bajo las luces espectroscópicas. La noche avanza y las
cosas siguen entrando y saliendo: farlopa, lenguas, orines, saliva,
viento.
No conozco a nadie, pero eso nunca ha importado. La
confusión crece y crece. Sigo escribiendo. De
tu boca sale la verdad. Solo la verdad. Y piensas que del resto de
las bocas solo sale olor a colilla. Desayuno de bolsillo, barra de chocolate rota. Pensamientos en Off. Ángeles de madrugada. Un café antes de
pensar en nada. cambios. Timbres y relámpagos. Sirenas de
ambulancias y de policías. Un tipo que reclama amor. Otro que dice
ser español, aunque no habla el idioma. La canción de alguien que
no se muy bien quien es, pero sí recuerdo. Otro español, con
heridas en el alma, que me abraza y se consuela: Su mujer le pone los
cuernos, él le pone los cuernos a su mujer. Otra mujer que exige
respeto, otras dos que sufren el desamor. Otro tipo que reclama amor,
un pastel, un deseo, dos líneas continuas, y muchas más: Discontinuas.. Un
equívoco y un beso que no es duradero pero sí es importante. El
ciberespacio. Un comando secreto en busca de info. Dos que hablan de
una porno socialista. Un hada frizzada. Bocadillos de debajo de la
caja de cartón. Un chino, dos chinos, muchos chinos en la calle. Uno
que se esconde en sus tattoos. Una cordobesa camuflada. Un tipo que
escapa de la soledad. Una mercera y una veterana de guerra que se
encuentran, se unen. Un ensueño de Disney convertido en canción. Si
quisiera podría ir recorriendo todas las habitaciones e ir contando
todos los azulejos y todas las fracciones de azulejo que van
cubriendo el suelo. Podría abrir el local y cerrarlo, y al cabo de
unas horas encender un cigarrillo. Podría cortarme los cabellos y
echarlos por la pista de baile, donde nadie baila. Degollar al D.J.
Oler la pared, golpear la pared, pintar la pared. Mirar el mar,
hervir las tortugas, comerme las uñas, fundir seis o siete velas,
romperme la cara a macetazos, cantar canciones inventadas. Arrojarme
por las escaleras... Pero como siempre, al final cojo la ventana y me
la guardo en el bolsillo. Un hada titilante de alas rojas. Un pato.
Un simulacro de contenidos cerrados. El sueño de volar. La pesadilla
de tener la posibilidad de estar permanentemente despierto. La
vigilia. La merienda. El desamor. El amor hacia esa luz de la
ventana. Otro Rock. La música de la madrugada que empezó un día
antes. Una noche blanca, y otra noche y todas las noches blancas...
El Arte es ensuciar para conseguir belleza.
Vivir
es poder ducharte según te levantas.
No puedes llamar a nadie. Ya nadie llama por teléfono.
Las
llamadas de teléfono. Ese es el problema. No es por el alcohol, es la cocaína ¿Cuántas veces he hecho
llamadas de teléfono en plan psicótico mientras estaba enfarlopado.
¿Qué tal nunca?. No, porque estamos muy ocupados hablando de pillar
o de que no sube, porque nunca te pone bien del todo, y se tarda
mucho y se tiene que caer hasta el fondo para reconocer lo crudo de
la situación. Esa mierda te deshidrata y tomas una copa y haces otra
línea y vuelves a la mierda que te deja cada vez más frustrado con
cada línea y con cada intento. Y las llamadas telefónicas no son algo que
hacer cuando te encuentras enfarlopado. Así que la cocaína, la
cocaína no es el problema. El verdadero problema es el teléfono
móvil.
Nadie contesta mis mensajes. Definitivamente soy un fantasma. Hace tiempo que es de día cuando llego a casa. Es Sábado.
Nadie contesta mis mensajes. Definitivamente soy un fantasma. Hace tiempo que es de día cuando llego a casa. Es Sábado.
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