Tengo 47 años. Soy hombre. Paso los días conduciendo por Madrid, hacia Madrid o desde Madrid. Cada día pierdo cien glóbulos rojos y mis neuronas se desmoronan de forma mas o menos ordenada para que casi no me de cuenta de mi derrota. Mi piel se arruga y palidece. Mi vientre se redondea y cada vez encuentro menos razones para hacer ejercicio y mas motivos para seguir bebiendo y romper mi promesa de dieta saludable. Pierdo colágeno y pierdo la esperanza. Soy lo que nunca quise ser: Soy la imagen empeorada de mí mismo.
Pronto tendré 48 años y luego 49 y luego otro año mas. Y ya hace mucho que tengo mas años de los que nunca imaginé. No estoy preparado para soportar ni la mitad de los años que acumulo. Me siento cansado todo el tiempo. Me despierto todas las noches a mitad de un sueño y luego no puedo dormir. Es la edad, que me avisa incluso dormido que me voy a acabar.
Es cierto: Voy a acabar y todo lo que hago ahora va a dar lo mismo.
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