Por razones poéticas no puedo vomitar sobre la mesa. Ni partirte la cara. Ni faltar al respeto. No puedo eructar, ni tirarme un pedo. No puedo ser demasiado grosero y tampoco puedo ser un adulador de los chungos. Bebo de a poco, aunque quiera beber de a mucho. Tengo que ser educado, amable, cordial, atento, agradable, paciente y saber estar. No hablar ni muy alto ni muy deprisa. Oler bien y parecer aseado.
Por razones poéticas no puedo bostezar.
Por razones poéticas no debo hablar de política.
Por razones poéticas mi alma se siente elevada.
Por razones poéticas me muestro sensible y autocomplaciente.
Por razones poéticas no debo gritar, ni insultar, ni decir tantos tacos.
Por razones poéticas estoy triste.
Por razones poéticas creo en el amor.
Demasiado vulgar, de barrio y lleno de ira para la poesía.
Una mierda de poeta.
Y una mierda de poema.
Y una mierda de poema.
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