La primera vez que escribí un poema fue en el colegio de curas donde hice el bachillerato. Lo escribí en una hoja amarillenta con líneas azules para señalar los renglones y no torcerse al escribir. Mi poema hablaba de las Matemáticas y lo titulé "Chuleta de Matemáticas". Mi poema me daba las soluciones a los problemas del examen de ese trimestre y no tenía rima, pero era un poema que decía la verdad. Acertaba un 100% de las cuestiones importantes que se le podían plantear. Siempre he pensado que es mas importante decir la verdad que hacer que mis poemas rimen. Por eso mis poemas nunca han intentado rimar. Ni siquiera una primera vez, como ya he dicho, en mi "Chuleta de Matemáticas", mi primer poema.
El maestro me felicitó y a final del trimestre me dieron una estrella de oro. Mi madre la colgó en la puerta de la cocina y leyó la felicitación a mis tías por teléfono. Ellas sonrieron pensando en mi y en lo listo que era. Ese año el Padre Clemente nos llevó al Zoo y nos dejó cantar en el autocar. Yo sonreía pensando que mi poesía solo traía cosas buenas a todo el mundo.
En Febrero del año siguiente, la chica del bloque de la esquina me dió una tarjeta de San Valentín con un montón de X. Le pregunté a mi amigo lo que significaba y recuerdo sonreír de felicidad mientras me lo explicaba. Después escribí un poema.
La segunda vez que escribí un poema fue la tarde de San Valentín. lo escribí en una hoja blanca con lineas rojas que arranqué del cuaderno de Francés. Lo titulé "14 de Febrero" porque era la fecha de ese día y eso es lo que era: 14 de Febrero. Luego se lo enseñé al maestro y me dio un UNO en Lengua. Me pidió que escribiera algo mas "legible" y que rimara, porque si no rimaba no parecía un poema. Mi madre no lo colgó en la puerta de la cocina porque el papel era de otro color y no pegaba. Intenté besar a la chica del bloque de la esquina y salió corriendo. Ese año, el padre Clemente me tiró de las orejas cuando me pilló fumando en los baños del patio. Yo estaba muy enfadado con todo el mundo pensando que mi poesía había fracasado.
Me sentí desanimado.
Me sentí desanimado.
De todas formas, los años siguientes, escribí otros poemas. Mi madre nunca los colgó de la puerta de la cocina porque nunca se los enseñé. Mi amigo se mudó. Nunca besé a la chica del bloque de la esquina porque enseguida se buscó un novio. El padre Clemente al final murió.
En una bolsa de papel escribo un poema que llamo "Absolutamente nada", porque eso es lo que es y es la verdad. Lo escribo y lo cuelgo en la puerta de mi cocina.
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