miércoles, 10 de diciembre de 2014

Vidas de gasolinera


La conocí en la estación de servicio donde rodaron una escena de Bourne. Es justo la escena cuando jason Bourne sale deprisa de Madrid y tiene una conversación en una gasolinera. Yo soy muy fan de la saga Bourne y acostumbraba a pasar por esta gasolinera y sentarme a tomar un café o comprar algo. Además, me pilla cerca de casa. Ella me dijo: "Hola". Era el alcohol el que hablaba. Yo ya estaba pagando mi desayuno de madrugada: Una bolsa de Doritos, un KitKat y un zumo de naranja, cuando le pregunté si quería algo y acercó a la caja un pack de seis cevezas. 

Dejamos nuestros víveres en el asiento de atrás y salimos a la carretera sin pensar donde ir. Mientras el día asomaba por el retrovisor, ella apoyó la cabeza sobre mi hombro. Como si tuviésemos esa intimidad de años en la que te abrazas sin hablar, con la confianza que te permite olvidarte de todo y solamente respirar.


Le dije que podía ser mi barman y mi disc-jockey. Así que me abrió un bote de cerveza y en la radio busco una emisora donde la música parecía suave. Ella se acomodó y se retiró el pelo para estar mas cerca de mí. Luego me dijo que quería capturar la magia en su teléfono con una foto y se apretó aún mas contra mí para hacer click.Yo estaba borracho y quería besarla,  porque soy un niño y ella era un ser extraño de otra galaxia que me quería sin conocerme de nada, que había aparecido en una gasolinera un domingo a las seis de la madrugada de la primavera de un año bisiesto y que era totalmente mía desde hace diez minutos y por la eternidad. Porque delante solo existía el infinito.

Me desvío por la salida de un polígono industrial del sur, busco un buen lugar entre las calles que separan las naves, paro el motor y miramos el amanecer. Me siento torpe con este veneno en la sangre, ella vuelve a acariciar mi cara como si fuera un pedazo de plastilina y yo la beso. Destellos de aire frío y la banda sonora de una emisora sin locutor bajo la luz de las farolas de un polígono industrial desierto. Miro el semáforo ambar que dirige el tráfico de un desierto industrial, un domingo de madrugada. 


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