Hace 10 años, como ahora, me desintoxico.
En la primera semana del año 2005 me siento tan puro.
En esta semana no estoy bebiendo. O fumando. O besando gente superficial que acabo de conocer. Me voy a la cama temprano. A las 23:00.
Y, además, leo esos libros que tenía en mi lista de lectura de hace años: Mailer, Bolaño, Celine, Bukowski, Faulkner, Moravia, Miller, Ballard, y muchos mas que no recuerdo mientras escribo esto, pero que son igual de necesarios.
Estoy sentado en la terraza de la cocina con un plato de frutas a mi lado. Tengo el pescado descongelando para la cena y no como nada de carne desde hace una semana. Nada de sal, ni Tabasco, ni picante de ningún tipo. Las cosas hervidas mejor que fritas. Todo a la plancha.
Duermo mas horas. El Yoga es divertido. Los mensajes de textos han disminuido. Mi batería del teléfono está todavía al 80% al final del día. Escucho música sin letra y sin golpes y con el volumen lo suficientemente bajo para que el sonido de la naturaleza pueda gotear con su propia línea melódica.
Podemos tener diferentes definiciones de un buen día. Pero en la primera semana del 2005, pago mi alquiler y mi tarjeta de crédito. Trabajó 60 horas entre mis dos trabajos, y sólo veo el sol en mis descansos para fumar. Todavía fumo, en el 2005. Duermo como un roca. Hilo dental por la mañana. Zumo de naranja. Café sin leche. Hecho la llave cuando me voy. Recuerdo comprar huevos y tomate para el día siguiente. Intento escuchar mi cuerpo mientras se recupera. Me siento satisfecho, me siento bien. Encuentro un momento de felicidad mientras creo estar a gusto conmigo mismo. Pienso en mi madre, y pienso que ahora mismo está orgullosa de mí. Ella temía cada llamada telefónica de un número desconocido, como un aviso de mi suicidio. Estos fueron los días malos.
Ahora: Agua y té.
Ahora: Se me olvida usar mis músculos y permanezco en silencio como una espesa niebla durante semanas. Mi vida es un regalo que quiere volver. La depresión es un buen amante a la fuga. Así que atento: Hoy, dormí hasta las 10.
Lavo los platos. Peleo la comisión de 3 euros en el banco. Me hago cargo del papeleo y miro al cielo sorprendido. Acabo de limpiar mi cuarto de baño, lavado la ropa, llamado a mi hermano, y le acabo de decir: "que era un buen día."
Camino a todas partes. Camino sin rumbo, pensando en ti. Y también pienso en mí y en como estoy preparándome para destruirlo todo. Absolutamente todo.
En la primera semana del año 2005 me siento tan puro.
En esta semana no estoy bebiendo. O fumando. O besando gente superficial que acabo de conocer. Me voy a la cama temprano. A las 23:00.
Y, además, leo esos libros que tenía en mi lista de lectura de hace años: Mailer, Bolaño, Celine, Bukowski, Faulkner, Moravia, Miller, Ballard, y muchos mas que no recuerdo mientras escribo esto, pero que son igual de necesarios.
Estoy sentado en la terraza de la cocina con un plato de frutas a mi lado. Tengo el pescado descongelando para la cena y no como nada de carne desde hace una semana. Nada de sal, ni Tabasco, ni picante de ningún tipo. Las cosas hervidas mejor que fritas. Todo a la plancha.
Duermo mas horas. El Yoga es divertido. Los mensajes de textos han disminuido. Mi batería del teléfono está todavía al 80% al final del día. Escucho música sin letra y sin golpes y con el volumen lo suficientemente bajo para que el sonido de la naturaleza pueda gotear con su propia línea melódica.
Podemos tener diferentes definiciones de un buen día. Pero en la primera semana del 2005, pago mi alquiler y mi tarjeta de crédito. Trabajó 60 horas entre mis dos trabajos, y sólo veo el sol en mis descansos para fumar. Todavía fumo, en el 2005. Duermo como un roca. Hilo dental por la mañana. Zumo de naranja. Café sin leche. Hecho la llave cuando me voy. Recuerdo comprar huevos y tomate para el día siguiente. Intento escuchar mi cuerpo mientras se recupera. Me siento satisfecho, me siento bien. Encuentro un momento de felicidad mientras creo estar a gusto conmigo mismo. Pienso en mi madre, y pienso que ahora mismo está orgullosa de mí. Ella temía cada llamada telefónica de un número desconocido, como un aviso de mi suicidio. Estos fueron los días malos.
Ahora: Agua y té.
Ahora: Se me olvida usar mis músculos y permanezco en silencio como una espesa niebla durante semanas. Mi vida es un regalo que quiere volver. La depresión es un buen amante a la fuga. Así que atento: Hoy, dormí hasta las 10.
Lavo los platos. Peleo la comisión de 3 euros en el banco. Me hago cargo del papeleo y miro al cielo sorprendido. Acabo de limpiar mi cuarto de baño, lavado la ropa, llamado a mi hermano, y le acabo de decir: "que era un buen día."
Camino a todas partes. Camino sin rumbo, pensando en ti. Y también pienso en mí y en como estoy preparándome para destruirlo todo. Absolutamente todo.
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