Para escribir una novela de metro.
Puedo contar la historia de mis años noventa. Y en mis años noventa puedo contar la historia de la madre de mis hijos y su enfermedad mental. Cuando estuvo encerrada. Cuando la recetaron todas esas pastillas. Cuando acusó a aquel chico de violación después de emborracharse y perder la virginidad, con 18 años, sin saber con quién, en un pueblo, al sur, de las afueras de Madrid. Un desastre que motivó un traslado de toda la familia a otro pueblo al norte de Madrid.
Ella miente. No sabe vivir sin mentir. La mentira es su forma de vida. Todo es mentira. Vive en la mentira. Miente a su pareja, miente a sus padres, hermanos, hermanas, miente a sus hijos, me miente a mí. Convierte la mentira en una especialidad. Actúa, sobre-actúa. Ella es una actriz en su propia vida. Los siguientes 10 años se los pasa follando con un joven pintor: 2 hijos. Los otros siguientes 10 años se los pasa denunciando al que fue un joven pintor. 10 años después retira las denuncias. y otros 10 años más para buscar otro tema de conversación.
Una criminal. Un caso patológico.
Ella cuenta sus pequeñas verdades:
“Dejo los malos hábitos, dejo los hábitos en general. Estoy segura de estar a salvo, ilesa, la piel intacta. Pienso que estoy bien, pero... No estoy nada bien.”
- Quieras o no, es todo un culebrón.
- Es cierto. Es un culebrón, de esos tan exagerados que no te los crees.
Me tiró de un coche en marcha en una comarcal camino de Ävila. Me rompió la ropa e intentó atropellarme en una carretera de la sierra. En dos ocasiones me dejó a pocos kilómetros de Madrid en la carretera de la coruña. Recuerdo andar por el arcén durante horas para llegar a un transporte y volver a casa. Mi equipaje destrozado al arrojarlo una y otra vez desde todos estos sitios. Después de esto nunca mas volví a viajar con ella si no era en mi propio coche. Extrema violencia. Recuerdo un verano en el que no pude ponerme un bañador o un pantalón corto porque tenía las piernas llenas de moratones. las piernas me las partió a patadas en las escaleras de la casa de sus padres mientras yo llevaba a nuestro hijo en brazos. Me reventó a patadas y yo no dije nada. ¿Qué podía decir? Nunca dije nada. Ella es pequeña y yo un tipo grande. ¿cómo se puede explicar? Es increíble, pienso ahora, que aguantase tanta mierda.
En la novela hay también mucho sexo. Sexo duro, sucio y explícito. Una novela es casi lo mismo que un suicidio aplazado.
Un buen culebrón necesita un amor imposible o un despecho o una traición, intrigas, alianzas, conspiraciones. Tiene que haber mujeres, las mujeres llevan el fondo del asunto en todos los culebrones. Las tramas emocionales deben tener más peso que las de misterio. Y si la historia no va a ser televisada podemos incluir grandes cantidades de sexo y violencia. Los buenos tienen que ser muy buenos, y los malos muy malos. Un poco de humor para relajar y notas picantes para acabar los capítulos con ganas de leer lo siguiente. Hay muchos ingredientes en juego, pero lo mas importante en un gran culebrón son las puertas. Siempre que una mujer abre una puerta encuentra detrás una infidelidad: De su novio, su marido, el novio de su amiga... la firma de un contrato, confesiones, documentos que salen de su escondite, parentescos olvidados. Todo se desvela cuando una mujer abre una puerta. Las puertas descubren de golpe la verdad. - OK. Voy a escribirlo. Aprenderé sobre la marcha. Buscaré un editor, me citaré con él, le insultaré y contaré toda esa mierda. El puto editor querrá publicarlo... "Puertas que se abren y se cierran", es irresisitible. Así, no parece tan difícil. me siento capaz. - Tendrás que empezar con eso de "basado en hechos reales" y cambiar los nombres y dirección de los personajes. Para no tener problemas. Hay que protegerse. Si algo he aprendido es que hagas lo que hagas, hay que protegerse. te tienes que atrincherar. Desaparezco de las redes sociales, me quito amigos en Facebook, cierro webs con mi nombre y elimino enlaces sospechosos. Desactivo los comentarios. Ya no tengo teléfono móvil, ni cuenta de correo propia. Por el contrario me busco un par de identidades nuevas, para operar en silencio, por la sombra. Y si alguien quiere acceder a mi, tiene que estar cerca, muy cerca. Simplemente... desaparezco. Ya no estoy. Luego está todo eso del título. Uno que no sea “Puertas que se abren y se cierran”
"Dos cosas son seguras: 1) a la gente ya no le importa lo que les sucede a los demás, y 2) ya nada importa gran cosa. Basta con ver lo que ha pasado."
Las cosas no tienen un porqué, simplemente suceden. Recuerdas lo que pasó, pero no recuerdas porqué pasó. Puedo contar muchas cosas. Pequeñas cosas del tamaño de un chisme de portal, y otras tan grandes como para no salir de los juzgados en 20 años. ¿Por donde empezar? Esta es una historia sobre la hija de un vendedor de zapatos. Sobre el propio vendedor de zapatos. Sobre el joven aprendiz de pintor y sobre los hijos, padres, hermanos, primos, amigos y demás alrededores de la hija del vendedor, el vendedor y el joven pintor. También es una historia sobre lo que pasa cuando parece que no pasa nada. Y finalmente es la historia de un desencuentro.
En resumen, lo que conforma toda una vida. No mucho más. No hay otra actividad. La hija del vendedor de zapatos resume su vida en poco más que un párrafo.
Por otro lado, (años 60), tenemos al vendedor de zapatos, que consigue salir de la miseria, en la que vivió desde la infancia, después de casarse con la hija de un rico de pueblo, y que se traslada de Extremadura a Madrid. Con el dinero de la familia de su mujer se establece y se convierte en un "hombre hecho a sí mismo" con mujer, mas hijas que hijos, coche ejecutivo, casoplón, cenas-comidas de empresa, putas, querida y acompañante, -Si Señor-Soy un señor- Señor- y todo el protocolo que tanto le gusta. Todo ello acompañado por un trabajo de representación comercial de una marca de calzado de calidad: "Cosidos a mano". En resumen, un mafioso de pueblo con matones contratados, que presume de mujeres porque en el fondo le gustan los tíos. Todo un señor español. También es la historia de un joven pintor que quiere irse pero se queda. llamadas silenciosas. Los hijos de ambos que no saben de que va la historia.
Alergias al polen. La mujer del vendedor que se droga y se deprime. La empleada de servicio.
La otra hija del vendedor de zapatos que también se acuesta con el joven pintor. El perro ejecutado y enterrado en el solar de enfrente a la casa. La otra hija del vendedor que se pega un tiro en el dormitorio de su madre. Mierda de gatos por toda la casa. Un último hermano que se droga y desespera.
El vendedor de zapatos nos enseña el culo en medio de la calle. Pronto en Youtube.
La hija del vendedor tirándose encima de un coche para poder denunciar un atropello. Llamadas desviadas. Un niño que grita corriendo por el pasillo de un psiquiátrico queriendo escapar.
Mucho mas que un simple juego de manos. Y lo que queda por contar, que solo es: Desesperanza.
Alergias al polen. La mujer del vendedor que se droga y se deprime. La empleada de servicio.
La otra hija del vendedor de zapatos que también se acuesta con el joven pintor. El perro ejecutado y enterrado en el solar de enfrente a la casa. La otra hija del vendedor que se pega un tiro en el dormitorio de su madre. Mierda de gatos por toda la casa. Un último hermano que se droga y desespera.
El vendedor de zapatos nos enseña el culo en medio de la calle. Pronto en Youtube.
La hija del vendedor tirándose encima de un coche para poder denunciar un atropello. Llamadas desviadas. Un niño que grita corriendo por el pasillo de un psiquiátrico queriendo escapar.
Mucho mas que un simple juego de manos. Y lo que queda por contar, que solo es: Desesperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario