Me llama y me dice que está por llegar, que ha tardado un poco ya que pinchó una goma del auto. Necesito estar allá contigo y que me veas puesto el diminuto Victoria's Secret rojo. Voy por el tercer trago cuando llega. Le pregunto si está celebrando algo. Auto rojo, pantalón, chaqueta y botas rojas. Rojo su pelo.
Tu salida del hospital me dice. No tienes mal aspecto, esperaba encontrarte absolutamente deteriorado. Cuéntame algo de tu vida hospitalaria.
Tu salida del hospital me dice. No tienes mal aspecto, esperaba encontrarte absolutamente deteriorado. Cuéntame algo de tu vida hospitalaria.
Le cuento: conocí allí una pequeña historia trágica de amor. Se trataba de una madre y su hija. La madre se había encargado toda su vida de criar a su hija. Había nacido con una semi-parálisis de las extremidades más una amplia gama de dificultades. A pocos meses de nacer habían sido abandonadas por el padre y esposo. La madre enfermó gravemente y ambas ingresaron al hospital. A la misma sala, una al lado de la otra. Estando en el hospital la madre muere. Fue un cuadro estremecedor. Todo el hospital llorando. Da como para pensar que un ser maquiavélico teje los hilos de la vida.
-Eres un maldito cabrón, todo lo estropeas, pensé que tu estancia en el hospital te haría cambiar, me puse bonita para ti y mira lo que has conseguido.
Llorando toma su cartera roja y se marcha. Llamo a Jhoana.
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