Así es mi mamá. Ha pasado por muchas cosas. Un bebé muerto. Una guerra. Abusos. Un aborto forzado. Un mal marido para ell, un mal padre para mí. Ha visto a su familia dos veces desde 1993. Vivimos a miles de kilómetros de "casa". Ahora se siente estancada aquí.
Hay pocas cosas que me gustan más que los niños y los ancianos, por razones indirectas. Los niños no me han encontrado todavía; incesantes gritos y la incapacidad para mantener su boca cerrada. Algunos nunca lo hacen. Los viejos pierden con la edad. Estoy viendo caer a mi mamá y además se hace más evidente con cada semana. Sus rodillas se están rompiendo con la artritis y su cerebro está muriendo. Tengo que repetirle todo.
Realmente me gustaría ser más amable con ella este año, pero aún me siento como un perro viejo, voy a ser capaz de acomodarme a la época en la que cada interacción se ha convertido en una metáfora de la muerte, avanzando más y más, hasta que se haya ido. ¿Seré capaz de cuidar de ella o se morirá sola en este país extranjero, extraño y frío? Recuerdo claramente mi quinto cumpleaños. Estábamos en un autobús de viaje cargado de refugiados, evacuados de Sarajevo, en nuestro camino a Split, Croacia. Mi mamá me dio un pequeño juguete. Creo que era un juguete Kinderegg. Ya no tengo este juguete... probablemente se perdió en una de las millones de veces que nos mudamos. Pero fue mi regalo favorito de siempre, pierdo el control de mis emociones cada vez que me acuerdo.
He sido muy mala hija desde que emigramos a España. Me siento culpable. Tal vez porque me metí en drogas. Realmente no sé. Me pregunto si aún sabe que la quiero tanto que me duele, que pienso continuamente en estas cosas. Estoy tan jodida y tan sola...
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