lunes, 21 de diciembre de 2009

POEMA


Algún día tendré, por fin, un rato libre. Y así, cansado de la vida, me sentaré al escritorio, Arrimaré mi vieja Royal. Y compondré un poema terriblemente bello. Con cierto objetivo práctico, bien definido: Ganar algo de dinero. Y mover mi coche estropeado en la carretera. El poema tendrá la forma de la cruz. La mirada equilibrada de la muerte. Será, probablemente, la poesía para que me he estado preparando todo este tiempo: En ella no escaseará nada, nadie se quedará falto; Las ratas heredarán la cocina, las cucarachas el cuarto de baño. Tú, también puedes estar tranquila. Como los alemanes, como la sopa en polvo, esa poesía, terriblemente bella. Tendrá también sus lados débiles; En ellas tus tetas colgarán como las piernas imponentes de un paralítico. En ella vivirás sin los demás, sin pagar jamás el alquiler. La mirada equilibrada de la muerte estará siempre presente, como los zapatos tiesos, como los intereses de Dios nuestro Señor. Nadie puede perder nada, si aceptas las cosas como son.mAdemás, cuando era más joven nunca había pensado que el amor tenía su aparato digestivo; Ahora, por fin, esto también quedará sentado.  La terrible belleza de ese poema. Tendrá su origen en el hecho. De no olvidarse nada, de no omitir nada. Será igual de favorable al guerrero como al cadáver; Al ámbito lejano como al gusano más insignificante. Aludirá, imparcialmente, a la religión, a la política, al pueblo, a cada aguja y al ojo de cada aguja. Hablará de ti, amor mío, del mundo en general, y de todo aparte.

Más que todo de nada.

Boris Maruna

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