“y se me revelaron entonces los ángeles, no como los cristianos, corpóreos, de los bellos cuadros o estampas, sino como irresistibles fuerzas del espíritu, moldeables a los estados más turbios y secretos de mi naturaleza”
Y el mar fue y le dio un nombre y un apellido. El viento y las nubes un cuerpo y un alma el fuego. La tierra, nada. Ese reino movible, colgado de las águilas, no la conoce. Nunca escribió su sombra la figura de un hombre.
Ángeles malos o buenos, que no sé, te arrojaron en mi alma. Sola, sin muebles y sin alcobas, deshabitada. De rondón, el viento hiere las paredes, las más finas, vítreas láminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Ráfagas.
Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa, dime, qué ángeles malos, crueles, quieren de nuevo alquilarla?
Dímelo.
Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa, dime, qué ángeles malos, crueles, quieren de nuevo alquilarla?
Dímelo.
Vino el que yo quería, el que yo llamaba. No aquel que barre cielos sin defensas, luceros sin cabañas, lunas sin patria, nieves. Nieves de esas caídas de una mano, un nombre, un sueño, una frente. No aquel que a sus cabellos ató la muerte. El que yo quería. Sin arañar los aires, sin herir hojas ni mover cristales. Aquel que a sus cabellos ató el silencio. Para, sin lastimarme, cavar una ribera de luz, dulce en mi pecho, y hacerme el alma navegable.
Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia, La culpa, la vergüenza, el hastío, los sollozos y los vagos terrores de esas horribles noches, que al corazón oprimen cual papel aplastado? Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia? Ángel de bondad lleno, ¿sabes lo que es el odio, Las lágrimas de hiel y los puños crispados, cuando su infernal voz levanta la venganza, ven capitán se erige de nuestras facultades? Ángel de bondad lleno: ¿sabes lo que es el odio? Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la Fiebre, que a lo largo del muro del lechoso hospital, como los exiliados, marcha con pie cansino, en pos del sol escaso y moviendo los labios? Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la Fiebre? Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas? ¿Y el miedo a envejecer, y ese odioso tormento de leer el secreto horror del sacrificio, en ojos donde un día los nuestros abrevaron? Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas? ¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría! David agonizante, curación pediría a las emanaciones de tu cuerpo hechicero; Pero de ti no imploro, ángel, sino plegarias, ¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría!
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Textos de Alberti y Baudelaire
Que angel tan bonito, tiene alas y todo, ¿te ha caído del cielo?. Parece feliz a tu lado.
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