lunes, 14 de abril de 2008

¿Ya has abofeteado a un muerto?

Louis Aragon entra en un bar y pregunta:
"¿Ya has abofeteado a un muerto?"
A lo que los dos clientes de la barra, y el perro del dueño, le contestan:
Cliente nº1: No hagas a un muerto lo que no quieres que te hagan a ti cuando estés muerto.
Cliente nº2: Sí, pero el empezó. Me estaba preguntando a qué hora se acaban las horas.
Perro: ¿Sabe un perro cuando está muerto?
Louis Aragon lo escribe en su cuaderno de cadáveres y se va.
Poco después entra Tristan Tzara con unas ganas despeinadas de morder y ser, y dice:
"No tengo ninguna confianza en la justicia, incluso si Dadá dicta esa justicia. Convendrán conmigo, señores, que sólo somos una panda de cabrones y que por consiguiente las pequeñas diferencias, cabrones más grandes o cabrones más pequeños, no tienen ninguna importancia."
Arthur Cravan que es todas las cosas, todos los hombres y todos los animales, entra de golpe e insulta a todas las cosas, a todos los hombres y a todos los animales.
J.G. mientras tanto considera que lo más importante es tener amiguetes.
La pregunta del perro, definitivamente, se queda sin responder.
"Dentro de poco en la calle sólo se verán artistas y será dificilísimo encontrar un hombre", dice Cravan, terminando su lista de insultos, y dando un portazo se marcha dispuesto a darse de ostias con el primero que se le ponga delante.

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