
Apreciar, en eso consiste el único pasatiempo de la gente cultivada. Pasivos e incompetentes, carentes de imaginación e ingenio, tienen que conformarse con apreciar. Incapaces de crear sus propias distracciones, de construirse su pequeño mundo, de influir mínimamente en su entorno, deben aceptar lo que se les ofrece: incapaces de crear o relacionarse, contemplan. Absorber cultura es un intento desesperado y frenético de montárselo en un mundo sin placeres, de escapar al horror de una existencia estéril y estúpida. La cultura dota de una compensación al ego de los incompetentes y de un medio para racionalizar su condición de espectadores pasivos. Pueden enorgullecerse así de su capacidad para apreciar las cosas bellas, de ver una joya donde no hay más que una cagada (quieren que se les admire por admirar). Carentes de fe en su capacidad para cambiar las cosas, resignados ante el status quo, tienen que ver belleza en la mierda porque, en sus miserables horizontes, mierda es lo único que van a tener.
La veneración del Arte y de la Cultura –aparte de conducir a las mujeres a una actividad aburrida y pasiva que las distrae de otras más importantes y satisfactorias, de impedirles desarrollar activamente sus dotes y de permitir que nuestras sensibilidades se vean invadidas por pomposas disertaciones sobre la profunda belleza de cualquier mierda- permite al artista afirmarse como un ser que posee sentimientos, percepciones, intuiciones y juicios superiores, minando así la confianza de las mujeres inseguras en el valor y la validez de sus propios sentimientos, percepciones, intuiciones y juicios.
El macho, que dispone de una gama muy limitada de sentimientos y, en consecuencia, de percepciones, intuiciones y juicios, necesita del artista para que lo guíe, para que le diga lo que es la vida. El problema es que el artista macho, al ser absolutamente sexual, incapaz de relacionarse con nada que vaya más allá de sus propias sensaciones físicas, que nada tiene que decir salvo que, para él, la vida es absurda y carente de sentido, no podrá jamás ser un artista. ¿Cómo puede quien está incapacitado para la vida decirnos en que consiste la vida? El artista macho es una contradicción en los términos. Un degenerado no puede producir más que arte degenerado. La auténtica artista es la mujer sana y segura de sí misma, y en una sociedad femenina, el único Arte, la única Cultura, será una cultura de mujeres orgullosas, piradas y enrolladas, en sintonía con las demás mujeres y con el resto del universo."
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de "El manifiesto SCUM" de Valerie Solanas
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