miércoles, 24 de octubre de 2007

Sobre la pintura 17ª parte: Marcel Duchamp

La pintura como ausencia, vacío, silencio o en definitiva "la nada", la provocación de no hacer, de no ser, lo escandaloso de fracasar, la rendición incondicional como una provocación, las ausencias, el hueco, lo que se deja, lo que se abandona o para Marcel Duchamp: Lo infraleve.
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Dime Marcel Duchamp, y Marcel Duchamp me dice:
"Vivir es más cuestión de lo que uno gasta que de lo que uno hace."
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Dime Marcel Duchamp, que podemos hacer con la pintura, y Marcel Duchamp me dice:
"Lo posible es un infraleve. La posibilidad de que varios tubos de colores lleguen a ser un Seurat es “la explicación” concreta de lo posible como infraleve. Al implicar lo posible, el llegar a ser, el paso de lo uno a lo otro tiene lugar en lo infraleve."
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Dime Marcel Duchamp, donde encuentro lo infraleve, y Marcel Duchamp me enumera:
El calor de un asiento que se acaba de dejar.
El sabor a humo que queda en la boca al fumar.
El sonido del roce de los pantalones al caminar.
Las puertas del subterráneo, la gente que pasa en el ultimo momento.
Las caricias.
Un dibujo al vapor de agua.
El aliento vital sobre superficies pulidas, vidrio, espejo, piano...
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Sí, Marcel Duchamp, siempre son los demás los que se mueren. No hay que preocuparse por la pintura, solo hay que hacerla o dejarla de hacer, esa es la única decisión importante. Da igual cual es la función del arte o cual es el papel del artista. Dime Marcel Duchamp, donde están los artistas:
"Hay millones de artistas que crean; sólo unos cuantos miles son aceptados o, siquiera, discutidos por el espectador; y de ellos, muchos menos todavía llegan a ser consagrados por la posteridad."
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El resto somos anónimos, pero al contrario de lo que pueda parecer, no solo es un fracaso quedar en el anonimato, sino toda una ventaja.
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Porque nuestro origen es mediocre y obrerillo, ni intelectual, ni oficinista ni artista. Ni salimos en la foto, ni debatimos. Porque no tenemos dioses ni maestros, ni somos tan siquiera una generación, no somos emergentes, ni tendencia, ni inéditos, ni jóvenes. Somos los culpables de la poca calidad, ignorantes, zafios y agresivos. Nadie sabe quienes somos ni de quién. Somos los artistas, somos los anónimos.
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Gracias Marcel Duchamp, por no hablarme sobre la pintura.

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