Todo lo que hoy no has podido hacer queda escrito en la lista del día siguiente. Un montón de tareas que se acumulan y que pasan como pendientes de un día a otro. Muchas de ellas transcritas tantas veces que simplemente dejan de importar si las haces o no.
Otras veces la suma de acontecimientos supera la lista. En esos casos la lista desaparece ante la urgencia del momento, y lo que parecía importante se olvida.
A partir de entonces, comienza una nueva lista que acumula tareas un día tras otro.
La lista de quien muere siempre está por hacer, casi siempre pierde sentido completar ese tipo de listas ante la ausencia del protagonista.
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