sábado, 16 de marzo de 2024

Los objetos te sobreviven

Los objetos seguirán existiendo cuando tú te mueras. Al fallecer todas tus cosas estarán donde las dejaste. Existirán a pesar de ti y aunque dejen de tener el significado que les diste, por un tiempo, estarán dispuestos a tu manera. 

Luego se dispersarán, algunos se perderán o acabarán en el basurero y otros formarán parte de otra colección de objetos de otro humano por fallecer en un futuro más o menos cercano. 

Pienso en los coleccionistas y su angustia al pensar en lo que sucederá con esos objetos que suponen el empeño de una vida, cuando sus propietarios dejen de estar. ¿Qué pasará con sus colecciones? Conservadores de objetos que tienen un valor incalculable en manos de sus dueños, pero que pierden todo el valor ante su ausencia.

Oración por los borrachos

 

Dios les dé de beber a esos borrachos
quienes despiertan en la madrugada,
totalmente agotados, balbuceando
sobre el pecho de Belcebú, mientras una vez más,
espiando a través de las ventanas,
observan cómo se avecina
el terrible puente quebrado
del amanecer.

Ciudad cero



 Ciudad cero

Una revolución.
Luego una guerra.
En aquellos dos años –que eran
la quinta parte de toda mi vida–,
ya había experimentado sensaciones distintas.
Imaginé más tarde
lo que es la lucha en calidad de hombre.
Pero como tal niño,
la guerra, para mí, era tan sólo:
suspensión de las clases escolares,
Isabelita en bragas en el sótano,
cementerios de coches, pisos
abandonados, hambre indefinible,
sangre descubierta
en la tierra o las losas de la calle,
un terror que duraba
lo que el frágil rumor de los cristales
después de la explosión,
y el casi incomprensible
dolor de los adultos,
sus lágrimas, su miedo,
su ira sofocada,
que, por algún resquicio,
entraban en mi alma
para desvanecerse luego, pronto,
ante uno de los muchos
prodigios cotidianos: el hallazgo
de una bala aún caliente,
el incendio
de un edificio próximo,
los restos de un saqueo
–papeles y retratos
en medio de la calle...
Todo pasó,
todo es borroso ahora, todo
menos eso que apenas percibía
en aquel tiempo
y que, años más tarde,
resurgió en mi interior, ya para siempre:
este miedo difuso,
esta ira repentina,
estas imprevisibles
y verdaderas ganas de llorar.


viernes, 15 de marzo de 2024

Todos los días



Todos los días como dos o tres veces, cocino, me ducho y salgo para hacer la compra.

Todos los días pinto al menos un cuadro.

Todos los días duermo y tengo sueños que parecen verdad.

Todos los días huelo a mi mujer y la deseo.

Todos los días duermo con ella y luego la preparo el desayuno.

Todos los días escribo en mi libreta y hago cuentas.

Todos los días miro la cuenta del banco.

Todos los días pierdo el tiempo todo lo que puedo.

Todos los días son como empezar de nuevo.

Todos los días empiezan y acaban en mí mismo.


Soy lo que tengo


Erich Fromm dice que nos definimos por lo que tenemos. Tener esposa, hijos, un título, un trabajo, son las cosas que una persona dice para presentarse cuando se le pregunta quién es; sin embargo, como señala Fromm, estas cosas no tratan de quienes somos, sino de lo que tenemos. Y no nos definen.

Todo lo que realmente tenemos es a nosotros mismos. No hay nadie en la vida, cuya relación construimos con ellos, que pueda ser más valiosa que la que construimos con nosotros mismos. El hecho de que una persona que no puede establecer su propia soledad de una manera saludable no puede establecer una relación saludable con otra persona es la misma razón.

Déjame intentar explicar la línea entre "nuestros mismos" y "fuera de nosotros mismos". Mi esposa es lo mejor que me ha pasado nunca. Pero las novelas que yo escribo, por ejemplo, no son nada de lo que me ha pasado. La publicación de nuestros libros es algo que nos pasa, es un acontecimiento que se desarrolla fuera de nosotros; escribir los libros es nuestra acción, nos pertenece directamente y por eso nos da mucha felicidad. La declaración de Sartre es muy exacta cuando rechazó el premio Nobel cuando dijo "Conseguí el premio cuando escribí mis libros". Una persona que escribe una novela tiene capacidad de escribir incontables novelas. Nadie puede leer ni publicar el libro que has escrito, pero nadie te puede quitar la capacidad de escribir un libro, si has escrito un libro, tu capacidad de escribir incontables libros y ponerlo en tu escritorio. Este es el principal problema que hace que una persona se sienta fuerte. Mi esposa es lo mejor que me ha pasado, como deje, puede morir de repente un día o quere seguir adelante con otra persona. Cuanto más fuerte me puedo hacer en esta situación, menos me preocuparía por la perdida de mi conyuje, que no es yo. Creo mis novelas y mis novelas me crean. Creamos nuestras vidas y nuestras vidas nos crean. Podemos reemplazar novela con cualquier otra cosa o no hablar de extorsión en absoluto. Pero transformar una idea en una forma concreta, una acción, que es crear y presentar algo, es el ejemplo más hermoso y claro de la autoconstrucción humana.

Me preguntas si creo en el alma

Me preguntas si creo en el alma y digo: "claro que sí, cómo no voy a creer en el alma. Yo soy un artista, si no existiese el alma no existiría el arte."

De nada sirve ni una cosa ni la otra. El alma sin cuerpo o el cuerpo sin alma. El alma sin arte, el arte sin cuerpo, el arte sin alma. 

De nada sirve el arte.

De nada sirve el alma.

De nada sirve el arte igual que de nada sirve el alma. Ambas cosas son tan inútiles como necesarias. Precisamente esa falta de utilidad es lo que nos define como humanos. La humanidad no es útil o inútil, es otra cosa.

El resto, todo lo que tiene que ver con la utilidad, es capitalismo, materialismo, neoliberalismo y otro montón de términos que definen lo que separa el alma del cuerpo, y que, en últimas, convierten el cuerpo en máquina de producción y consumo, y nada más.

Me preguntas si creo en el alma si no creo en Dios y digo: "Que no crea en Dios nada tiene que ver con si siento o no lo que tu consideras lo espiritual. De hecho creo que no sabes nada de lo que me estás preguntando."

¿Quién soy yo para hablar sobre la vida, el amor, la felicidad?


¿Quién soy yo para hablar sobre la vida, el amor, la felicidad? Sobre si todo está bien con el mundo, o si solo es un valle de lágrimas... Creo que es increíble, fabulosa, esta vida nuestra... todo, los pájaros y las abejas, el ciervo y el antílope, los amplios cielos, el rocío con niebla, los bebés rockabye... El abrazo de mi esposa, un aterrizaje en la luna, espacio, tiempo, eternidad. No entiendo una maldita cosa sobre nada de esto, excepto que es suficiente para mantenerme en un constante delirio de deleite, sorpresa, entusiasmo, desesperación, lo suficiente para mantenerme vagbundeando, tropezando, flaqueando, maldiciendo, adorando, odiando la destrucción, la violencia en mí y en los demás

Ed van der Elsken

Sin dinero

Llevo escribiendo libretas desde hace 20 o 30 años. Muchas las conservo, de 2010 en adelante. Antes de eso tengo cuadernos sueltos que se salvaron de 2003 o 2004. Pero antes de eso no queda nada. Recuerdo tener cuadernos y libretas desde antes,  igual que ahora, pero se han perdido todas. Miro en cualquiera de las que conservo, y siempre hay alguna página donde hablo de no tener dinero, igual que ahora. A partir de ahí el resto de temas sobre los que escribo, sobre lo que me preocupa es cómo sobrevivir al hecho de no tener dinero. Y luego sigo a lo mío. Y así, siempre la misma historia.