Pienso en la poesía y la poesía me trae flores, drama y romance.
Luego pienso en la poesía y en los cientos de palabras distintas para hablar de la primavera, la floración, el ascenso del ritmo cardiaco, la falta de respiración o la apnea estacional. Pienso en la poesía y todo se vacía para llenarlo de nuevo de frescor primaveral.
La poesía viene y me muestra el camino iluminado con una luz diferente. La poesía me proporciona las palabras para usarlas sabiamente, en exceso, en abundancia. El poema no sabe de límites ni de reglas. El poema viene de atravesar montañas y caminar sobre las aguas. El poema siempre llega a la orilla, incluso cuando quiere naufragar.
Pienso en la poesía y pinto los cielos con mi dolor, con mi enamoramiento y con mis dudas. Luego cierro el poema y lo dejo dormir. Mañana lo despertaré con cuidado para desayunar.
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