¿Qué es una casa donde todos duermen?
¿qué significa el canto de una casa dormida?
¿una casa blanca donde uno o tres o dos duermen?
¿qué significan los dormitorios cuando cada uno de los invitados al fasto dialoga con su propio preferido espíritu y no habla, pero no puede callar la proliferación en los ojos y en los labios ni espantar a las hormigas de los lugares rosados?
¿qué significa una casa cuando en ella sólo viven dormidos?
¿qué rastros fosforescentes dejan los ángeles que vienen a comunicar el sueño, la oscuridad y los nombres a los que están desnudos, desnudos porque han entregado sus manos a la fuente y al cántico y en eso ya no descansan?
¿qué significa esa sombra sin líneas y qué signos quedan después regados por el piso como astros sobrantes?
¿qué dicen los que duermen en el fondo del cuarto cuando no dicen nada?
¿qué habitación es la que se va muriendo y escucha el resoplido de un árbol?
¿qué alcoba se extingue de oscuridad y signos y vierte una leche espesísima para el abandono del amanecer, como si alguno orinara, como si alguno orinara?
¿Quiénes son los dormidos y cuáles son sus patronos?
¿quiénes los deudos del roble de donde mana la voz y la sustancia de la luz?
¿quiénes lían la fábula de los dormidos como si fueran espejos de otras formas, lentas bestias plateadas cuyo resplandor no brilla y en la oscuridad se deshace?
¿quiénes sostienen el flujo de los que levitan sobre lechos y sábanas sin dejar en el bestiario del polvo ni siquiera un rastro de nieve muy tibia, necesaria siempre para la exhumación?
¿quiénes sostienen el mármol con las manos del sueño y siguen ese rastro por un pasillo de aceite, a tientas, a gatas, como con ojos fijos?
¿qué significa una casa donde todos duermen y por qué los dormidos dicen de sí mismos que no tienen espíritu?
¿No tiene acaso espíritu una sustancia del tamaño del mar?
¿no tiene espíritu el mar si es verdad que canta y su canto revienta en medio de la soledad del vacío, donde no hay ni un caballo ni una espiga ni un álamo?
Yo nunca he querido responder a las preguntas del sueño para que brillen incrustadas en mis palmas y en mis yemas se vean verdes y mis amigos las lean antes de saltar y se hablen.
Nunca he querido responder a las preguntas a las que nadie en verdad contesta y florecen en una zarza parecida a la piedra de la elocuencia.
El aire recibe la suposición de mis amigos.
El fulgor del vacío
(1997)
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