Ven, sígueme:
te voy a llevar a un mundo
prodigioso,
confortable, de categoría.
Aunque tal vez hayas estado allí antes
te voy a llevar igual... te voy a llevar igual.
Tú calla, déjame
conducirte a los tiempos anteriores al gramófono y la radio
que ya están de nuevo aquí.
Solitario silencio,
mediodía desierto,
rumores próximos y lejanos a la vez.
Silbido complaciente del vecino,
ropa tendida que aletea al sol eterno,
sol eterno, sol eterno, sol eterno...
Aroma sonoro de alimentos,
paso leve de la muchacha, habla poco
en la cocina del universo flotante,
en la Calle del Ángel.
¡Qué poquitas cosas dice esta chiquilla, por favor!
Y ya estamos,
mejor dicho:
ya somos,
unidos en el mundo tranquilo
antes y después de la electricidad,
de la confusión.
Yo me voy al tiempo más allá de la televisión
y del motor
que aceleró a sus hijos hasta enloquecer, hasta enloquecer...
y les robó lo más sagrado:
las palabras sin prisas,
el silencio del árbol,
la gota en la fuente,
la gota en la fuente, esa gota en la fuente...
Donde las cosas hablan,
tiempo de sobra,
eco de pensamientos en la cabeza que deja de ser tuya
para ser la de cualquiera:
¡Eso es! ¡Por ahí vamos bien, por ahí vamos bien!
La mejor música es la que sale de instrumentos
hechos de bosque
donde no hay noticias de la mañana ni de la noche,
solamente mañana y noche:
el agua y el fuego,
la luna y el sol, la luna y el sol...
¡Cómo me gusta!, cómo me gusta
acariciarte por debajo de la ropa
cuando me llevas de paseo en bicicleta
y me preguntas si estoy loco, si estoy loco:
¡Por supuesto que sí, por supuesto que sí!
Estoy loco por ti...
¡y por tu amiga también!
¡Cómo iba a ser de otra manera en esta tierra de palmeras,
de jazmín y de azar, jazmín y de azar...!
Pero tú ven, tú sígueme:
te voy a llevar a un mundo
prodigioso,
confortable,
de categoría.
Aunque tal vez hayas estado allí antes
te voy a llevar igual... te voy a llevar igual.
...
Mundo Sereno
Julio Bustamante
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