domingo, 14 de septiembre de 2014

Poemas de metro


POEMAS DE METRO
Jaques Jouet
Traducción Martha Pulido

¿QUÉ ES UN POEMA DE METRO?
De tanto en tanto, escribo un poema de metro. Este es uno.
¿Quiere saber qué es un poema de metro? Admitamos que la respuesta sea si. He aquí un poema de metro.
Un poema de metro es un poema compuesto en el metro, durante un recorrido.
Un poema de metro tiene tantos versos como estaciones de viaje menos uno.
El primer verso se compone mentalmente entre las dos primeras estaciones del viaje (contando la estación de salida).
Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la segunda estación.
El verso siguiente se compone mentalmente entre la segunda y tercera estación del viaje.
Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la tercera estación. Y así sucesivamente.
No se debe transcribir cuando el metro está en marcha.
El último verso del poema se transcribe en la plataforma de la última estación.
Si durante el viaje debe cambiar de línea, el poema tendrá dos estrofas o inclusive más.
Si por desgracia el metro se detiene entre dos estaciones… El momento de escritura de un poema de metro siempre es delicado.
Poesía
1.
El primer verso se quemará para comenzar a afirmar una convicción original:
si el poema de metro conviene para hablar con inteligencia de la experiencia de la poesía,
es porque el tic tac externo contra la indiferencia del discurso
está representado con suficiencia y equilibrio por el tiempo de la travesía entre los túneles de dos estaciones.
Esta alternancia regular de sombra y luz por la ventana
rima muy bien con las rayas de la cebra cuando se levanta sobre las patas traseras,
negro, blanco, el amontonamiento de los versos y las entrelíneas,
vibración, silencio en el tiempo de la puesta en voz que anticipo, del martes 28 de noviembre
próximo. Escribo con cierta exaltación,
mayor a cualquier otra que haya conocido en los anteriores poemas de metro,
me arriesgo a tener que pronunciar, el poema, en público
y conciente de que las bondades de la perspectiva y la corrección aquí, en muy buena medida, imposibles y no deseables
encontrarán su equivalente exacto en la energía de la tensión del suceso.
Tengo siempre en mente que la cantidad de versos de este poema está determinada por el punto previsto de mi destino:
el último verso no estaba calculado, pero queda bien, lo transcribo en la plataforma de la estación La Muette.
2.
El poema de ayer tomó  el tiempo de un recorrido inevitable y necesario.
El recorrido de hoy no tiene más razón que la necesidad del poema.
El azar aparente de ayer en  La Muette
debe ser recordado positivamente para seguir hablando de poesía
que podría ser por lo menos de manera tan precisa como el ejército llamado la Gran Muette
puesto que el poema, entre todos los usos de la lengua
es el único capaz de hablar inútilmente
sin temer, de tomar en serio al mismo tiempo el enigma de la traducción del sabor de una fruta.
He ahí una buena justificación de orden casi cívico,
vaciar la lengua completamente y llenarla completamente,
la gota que se escurre hace reinar el vacío y la gota que llena hace desbordar el florero, boquiabierta y canta,
alternativa o simultáneamente,
si es posible concebir que un plato desbordado haga hueco en los estómagos.
Las excusas que profiere el vendedor de un periódico de mendigos
superan con creces la estrechez de mi reflexión.
Dejo pasar este chaparrón repetitivo de lo real encogiéndome ligeramente de hombros.
Pero el verso se sacude con dificultad
es más probable que se empape.
Si la lengua, en la poesía, mira el ritmo a los ojos,
los peldaños tallados de la escalera según las reglas,
las excusas del vendedor de periódicos o los títulos del periódico vespertino
existen, por una parte casi totalmente descuidada, contra el diapasón del poema,
frívola necesaria razón de ser común
que hace dudar pronto quién es el dueño del diapasón.
Entre cada una de las unidades superpuestas de la poesía, los versos,
existe el vacío ocupable por el aire circulante,
el aire y todas las otras palabras que no son poesía
puesto que tienen que ver con el caos de los trayectos que se cruzan de manera aleatoria.
Poesía disciplinaria.
3.
La poesía no es natural, no tiene la mano verde, y además, no tiene manos.
La poesía es artificial más que cualquier cosa en el mundo.
La poesía es tan artificial que es demasiado es demasiado y uno ni lo puede creer.
De lo natural, la poesía se aleja al galope.

4
A todos aquellos que no piden nada a la poesía, la poesía sin embargo, les pide algo, sin satisfacer su modesta tenacidad se pregunta si no está lista para traspasar, de buena gana
las barreras mentales Vauban dispuestas por la policía de costumbres contemporáneas.
Hay fallas por las cuales se puede deslizar la cuchilla oxidable del poema de proximidad.
La virtud proclamada de un oficio de las márgenes me parece un acceso antipático de enfurruñamiento social.
No me gusta pensar que la poesía es pura, limpia e inocente,
inaplicada, inaplicable o exterior a la literatura.
El poema no debe tener miedo de que lo escriban en una camiseta,
el poeta no debe tener miedo a que lo remuneren según la cantidad de versos.
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