viernes, 11 de enero de 2008

Perfect

Llegas a casa y estás sola.
Las horas que dedicó a las puertas no importan.
Quieres destruir todo lo que añadiste en tu intento de crear esta otra versión de tí misma.
La versión glamorosa y perfecta.
Sí, perfecta.
Eso es lo que tu novio, que pasó la noche pegando su lengua en la garganta de las demás, que abrian su boca grande como crías de pájaros, como aceptando un gusano de su madre pájaro.
Tu novio te dice que eres perfecta.
Perfecta.
Perfección.
Te das cuenta que esta es una cualidad que no poseen las demás y no te gusta.
Te elevas a dos metros sobre el suelo, sobre tus zapatos de plataforma.
Tus pies finalmente alcanzan el suelo y recuerdas que ésta es tu estatura diminuta.
Que no eres la diosa de las alturas que pretendes ser.
Te pasas el algodón por el rostro que has creado, pero no es suficiente.
todavía lo sientes sucio.
Hay una capa de mierda que nada puede quitar, y aún lo intentas.
Se te ocurre la idea de que la lana de acero podría ser el truco.
Abres el grifo a la temperatura más caliente posible.
Has estado en tu propio infierno toda la noche, ¿por qué no quemar la carne que te hace recordarlo?, el maquillaje que hace que seas algo y alguien más, la piel pintada.
Raspas fuera de la primera capa de piel con la lana de acero, pero es aún insuficiente.
No es suficiente hasta que sangras.
Sólo entonces estás limpia.
Sólo entonces puedes dormir.
...
Extraído de "Deconstructed Beauty"

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