miércoles, 20 de noviembre de 2024

EXPLICO ALGUNAS COSAS

 



PREGUNTARÉIS: Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
Hermano, hermano!
Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!

martes, 19 de noviembre de 2024

5 minutos




Hablo por teléfono con mi madre durante 5 minutos y todo lo que me dice es si me he llevado un tubo dorado del armario donde guarda las colchas de las camas del resto de la casa. 

Le digo que no, que no se de que tubo me habla.

Luego le explico que estoy viviendo a 300 kilómteros de distancia de la posibilidad de haberme llevado ningún tubo, que solo llamaba para ver que tal estaba y que pasaré por Madrid, a verla, en el próximo mes.

Pienso que seguramente haya sido mi hermano quien le está haciendo faltar ciertas cosas en la casa, una vez a la semana, siempre que se pasa a visitarla. Y le pregunto a mi madre, si es posible que mi hermano haya sido quien se haya llevado ese tubo del que me habla.

Mi madre responde que mi hermano sería incapaz de hacer tal cosa.

Entonces entiendo que aunque yo esté a 300 kilómetros de distancia sigo siendo el principal sospechoso de haberme llevado algo que ni siquiera sé si necesito o que quiero tener.

Voy a esperar a la siguiente conversación telefónica con mi madre, para saber si sigo en el punto de mira o si ya ha descubierto quien la hace faltar ciertas cosas de su casa.

La próxima vez que hable por teléfono intentaré no llegar a los cinco minutos donde te conviertes en sospechoso de algún tipo de crimen.

3 minutos son suficientes para saber que tu familia está bien y decir.: "Mañana te llamo"

Aunque esto último, no sea cierto.


Caminos del deseo



Los caminos del deseo o senda deseada (conocidos también como desire lines o desire paths por su designación en inglés) son caminos que suelen aparecer sobre el césped creados por la erosión causada por pasos humanos o de animales. Estos caminos usualmente representan el camino más corto o de más fácil acceso entre un origen y un destino determinados. El ancho de uno de estos caminos representa la cantidad de demanda del mismo.
Estos caminos aparecen normalmente también como atajos en lugares donde los caminos construidos tienen una ruta menos práctica. Suelen aparecer muy frecuentemente en parques.
Muchas calles de las ciudades antiguas empezaron de esta forma y evolucionaron con las décadas y el paso continuo en las calles modernas de hoy día.

Nacer como hombres para morir como animales

 



La historia de la humanidad es una historia de abusos. Desde que naces, tienes que aprender a defenderte. Muchas veces te tienes que defender de tu entorno más cercano y luego del resto.

En el campo, en la naturaleza, te defiendes de las fieras, pero en la ciudad también hay fieras. Aunque aquí, en la ciudad, donde yo he crecido, las fieras son humanas y mucho más despiadadas que un lobo o un buitre o cualquier alimaña. El hombre abusa del hombre y construye su historia sobre este supuesto.

En cuanto al sexo, según creces, aprendes que si eres hombre, tienes un poco de ventaja. Solo un poco, porque eres pequeño y todavía no tienes la fuerza, pero sabes que, como hombre la tendrás y que en cuanto la tengas, te podrás defender. Incluso podrás pasar al otro lado y ser el que abusa y no el abusado. Pero mientras tanto, sabes que hay un montón de humanos que te merodean y que si no tienes cuidado pueden acabar contigo.

Si eres mujer, es diferente, porque aunque crezcas y te hagas fuerte y te busques todas las defensas, siempre habrá alguien que piense en abusar de tí a pesar de tu fortaleza y por el solo hecho de ser mujer. Y sabes que aunque seas fuerte, siempre puede haber alguien más fuerte y sabes que los merodeadores nunca desapereceran.

Una mujer fuerte pasará toda su vida evitando todo tipo de abusos, violaciones, menosprecios y un largo etcétera de situaciones incómodas. 
Una mujer más débil será carnaza para los depredadores. Habitualmnete hombres que se crecen en el abuso y que normalmente actuan de forma impune durante toda su vida.

De esta manera se normaliza una mujer que necesita que la expliquen, que la acompañen y que la defiendan. Una mujer acompañada que precisa de un hombre que la defienda y que explique a la manada que tiene contrato de propiedad. 

Solo ese contrato evita, a veces, que no sea devorada por las fieras.



EL SEXO ESTORBA, EL PORNO ACOMPAÑA


«El sexo estorba, el porno acompaña. El cocainómano es un ser solitario por antonomasia. Incluso antes de entrar en contacto con la droga. Consumirla exacerba su soledad. El marihuano no soporta fumar a solas. Necesita de la cofradía. Y cuando el coco entra en modalidad de aislamiento, no hay nada que entretenga excepto la pornografía. No se puede uno retirar a jugar solitario, leer un libro, ver una película. No. Pero si ver a gente cogiendo. La maldita pantalla total de Baudrillard. Por supuesto que no te masturbas. Tu miembro no respondería ni a Kendra Wilkinson de las de Conejitas de Hugh Hefner. El porno te exime de enfrentarte a todo aquello que no debes enfrentar bajo los efectos de la coca. Qué es tu propia mente. La mente es una broma. Y la mente intoxicada puede ser una fuente de angustia o de diversión. Si te estás divirtiendo adelante, pero si te vas a poner paranoico, los mejor es distraerte. Y para eso el porno es ejemplar».

Fragmento de El pericazo sarniento.

jueves, 14 de noviembre de 2024

LA ISLA EN EL LAGO



Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones, dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco, con las brillantes cajitas primorosamente apiladas en los estantes y el fragante andullo suelto y la picadura, y el brillante Virginia suelto en los vasos de vidrio, y un par de balanzas no demasiado grasientas, y las prostitutas entrando de pasada para una palabra o dos, para una broma, y arreglarse el pelo un poquito. Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones, préstame una tiendita de tabaco, o instálame en alguna profesión que no sea esta maldita profesión de escribir, donde uno necesita su cerebro todo el tiempo.

FAITH


 

Condenado a salvarte


Escribir es una especie de condena, pero una condena que te salva. 
Como el alcohol y algunas otras drogas.
Como salir a correr, o hacer ejercício  sin más. 
Muchas otras condenas que te salvan como el amor, la música o el resto de las artes.
El Arte te salvará. Aunque pienses muchas veces que no, que el arte no te va a salvar.
Condenado a salvarte cada vez que sales a caminar o cojes un lápiz y escribes o dibujas.

Estas condenado a salvarte y en eso tienes que poner todo tu empeño.

Una extraña ha venido




Una extraña ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa que anda mal de la cabeza,
una muchacha loca como los pájaros,
traba la puerta de la noche con sus brazos, sus plumas.
Ceñida en la cama revuelta
alucina con nubes en esta casa a prueba de cielos,
hasta alucina con sus pasos este cuarto de pesadilla.
libre como los muertos
o cabalga los mares imaginarios del pabellón de hombres.
Ha llegado posesa
la que admite la alucinante luz a través del muro saltarín,
posesa por los cielos
ella duerme en el canal estrecho, hasta camina el polvo,
hasta desvaría a gusto
sobre las mesas del manicomio adelgazadas por mis lágrimas.
Y tomado por la luz de sus brazos, al fin, mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.

La felicidad




¿Qué es lo que piensas?

No pienso en nada

solo pienso en tí

y en nada más

Y siempre estoy pensando en otra cosaPero todo ser viviente está en el campo de batallaY es mentira eso que ando en otra cosaPorque solo pienso en ti

lunes, 11 de noviembre de 2024

Sobre la imagen de uno mismo



Paso mucho tiempo solo conmigo mismo y me entiendo a mi manera. 
Sempre me veo parecido al día anterior, aunque en realidad, mi imagen se aleja cada vez más de lo que almacena mi memoria.
Luego salgo y me veo con gente, muy de vez en cuando, pero me veo con gente. Y entonces me doy cuenta que yo no soy tan parecido a lo que me creo ser, porque la imagen que proyecto es otra y la gente con la que me veo  me ven muy diferente a la idea que tengo de mí mismo.

Aprendo mucho en estos encuentros, me doy cuenta que estoy equivocado en casi todas mis valoraciones. Mi vida en solitario me convence de muchas cosas que no son ciertas. Solo tengo que salir, verme con gente y sorprenderme.

La imagen de uno mismo es la única cosa que no nos pertenece. Nuestra imagen es la de los demás.. Nuestra imagen solo nos es dada a través del reflejo.

En el espejo nuestra imagen siempre es la imagen anterior al momento en que te miras. Nuestro yo anterior por un instante.

En realidad somos dueños de casi todo nuestro ser menos de nuestra propia imagen. 
Nuestra imagen es de los demás.

Dios viaja en metro

En la ciudad, los dioses están en todos los rincones. 

El milagro se refugia en túneles de metro, 

La mejor manera de escapar de todos estos dioses es alejarse, 

salir de estos lugares tan habitados,

donde el ruido desaparece 

y por fín puedes estar solo contigo mismo, 

sin ningún dios que te moleste.

A las afueras,

donde Dios no viaja en metro.

Preferiría no hacerlo


En el apuro y en la justificada expectativa de una obediencia inmediata, yo estaba en el escritorio con la cabeza inclinada sobre el original y con la copia en la mano derecha algo nerviosamente extendida, de modo que, al surgir de su retiro, Bartleby pudiera tomarla y seguir el trabajo sin dilaciones.

En esta actitud estaba cuando le dije lo que debía hacer, esto es, examinar un breve escrito conmigo. Imaginen mi sorpresa, mi consternación, cuando, sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz singularmente suave y firme, replicó:
Preferiría no hacerlo.

Me quedé un rato en silencio perfecto, ordenando mis atónitas facultades. Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta.
Preferiría no hacerlo.

Preferiría no hacerlo repetí como un eco, poniéndome de pie, excitadísimo y cruzando el cuarto a grandes pasos . ¿Qué quiere decir con eso? Está loco. Necesito que me ayude a confrontar esta página; tómela y se la alcancé.
Preferiría no hacerlo dijo.

Lo miré con atención. Su rostro estaba tranquilo; sus ojos grises, vagamente serenos. Ni un rasgo denotaba agitación. Si hubiera habido en su actitud la menor incomodidad, enojo, impaciencia o impertinencia, en otras palabras si hubiera habido en él cualquier manifestación normalmente humana, yo lo hubiera despedido en forma violenta. Pero, dadas las circunstancias, hubiera sido como poner en la calle a mi pálido busto en yeso de Cicerón.

Me quedé mirándolo un rato largo, mientras él seguía escribiendo y luego volví a mi escritorio. Esto es rarísimo, pensé. ¿Qué hacer? Mis asuntos eran urgentes. Resolví olvidar aquello, reservándolo para algún momento libre en el futuro. Llamé del otro cuarto a Nippers y pronto examinamos el escrito.

Pocos días después, Bartleby concluyó cuatro documentos extensos, copias cuadruplicadas de testimonios, dados ante mí durante una semana en la cancillería de la Corte. Era necesario examinarlos. El pleito era importante y una gran precisión era indispensable. Teniendo todo listo llamé a Turkey, Nippers y Ginger Nut, que estaban en el otro cuarto, pensando poner en manos de mis cuatro amanuenses las cuatro copias mientras yo leyera el original. Turkey, Nippers y Ginger Nut estaban sentados en fila, cada uno con su documento en la mano, cuando le dije a Bartleby que se uniera al interesante grupo.

¡Bartleby!, pronto, estoy esperando.
Oí el arrastre de su silla sobre el piso desnudo, y el hombre no tardó en aparecer a la entrada de su ermita.

¿En qué puedo ser útil? dijo apaciblemente.
Las copias, las copias dije con apuro . Vamos a examinarlas. Tome y le alargué la cuarta copia.
Preferiría no hacerlo dijo, y dócilmente desapareció detrás de su biombo.
Por algunos momentos me convertí en una estatua de sal, a la cabeza de mi columna de amanuenses sentados. Vuelto en mí, avancé hacia el biombo a indagar el motivo de esa extraordinaria conducta.
¿Por qué rehusa?
Preferiría no hacerlo.

Con cualquier otro hombre me hubiera precipitado en un arranque de ira, desdeñando explicaciones, y lo hubiera arrojado ignominiosamente de mi vista. Pero había algo en Bartleby que no sólo me desarmaba singularmente, sino que de manera maravillosa me conmovía y desconcertaba. Me puse a razonar con él.

Son sus propias copias las que estamos por confrontar. Esto le ahorrará trabajo, pues un examen bastará para sus cuatro copias. Es la costumbre. Todos los copistas están obligados a examinar su copia. ¿No es así? ¿No quiere hablar? ¡Conteste!

Prefiero no hacerlo replicó melodiosamente. Me pareció que, mientras me dirigía a él, consideraba con cuidado cada aserto mío; que comprendía por entero el significado; que no podía contradecir la irresistible conclusión; pero que al mismo tiempo alguna suprema consideración lo inducía a contestar de ese modo.

¿Está resuelto, entonces, a no acceder a mi solicitud; solicitud hecha de acuerdo con la costumbre y el sentido común?

Brevemente me dio a entender que en ese punto mi juicio era exacto. Sí: su decisión era irrevocable.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Un estudio sobre los hábitos de lectura



Cuando meter la nariz en un libro
me libraba de casi todo
–menos del colegio–,
valía la pena arruinar mis ojos
para probar que podía estar en onda
y repartir el buen gancho derecho
a matones que doblaban mi talla.
Luego, con lentes de fondo de botella,
la maldad fue lo mío:
yo, con mi capa y con mis colmillos,
tuve momentos de muerte en lo oscuro.
¡La de mujeres que aporreé con sexo!
Las desbarataba como merengues.
No leo demasiado ahora: el tipo
que decepciona a la muchacha antes
de que se aparezca el héroe, o el otro
que lleva el almacén y es un pendejo
me son muy familiares. Emborráchate:

NADA QUE DECIR



Para naciones imprecisas como maleza, para los nómadas que viven entre las rocas, tribus de baja estatura y cara de enfado, y para las familias unidas por adoquines en pueblos con molinos de oscuras mañanas, la vida es una muerte lenta. Y también sus distintas maneras de edificar, de bendecir de medir el amor y el dinero son variantes de una muerte lenta. El día que uno pasa cazando un cerdo o celebrando un fiesta en el jardín, horas que dan fe o dan a luz, avanzan hacia una muerte igualmente lenta. Y decir eso para algunos no significa nada; a otros les deja sin nada que decir.